Cuando estamos embarazadas, siempre y cuando vaya bien, estamos en un estado de felicidad (yo decía que era mi estado natural xD) en el que somos el centro de las conversaciones, todo el mundo nos felicita y nos da sus “mejores” consejos. Tenemos un brillo especial en la cara, el pelo, la ropa nos sienta genial con la tripita y el segundo trimestre sin naúseas y pocas molestias es maravilloso. También nos entra el miedo y desconfiamos de nuestra capacidad para cuidar al bebé aunque sea una capacidad innata y de la que no deberíamos dudar pues sino la especie humana ya se habría extinguido. La expectativa deseada suele ser un bebé sano, que come y duerme, que llora poco… y nos imaginamos disfrutando de su compañía. Pero a veces la realidad es distinta: bebé prematuro, cesárea, parto intervenido, separación al nacer, enfermedad rara… O pasa que el parto ha ido fenomenal pero cuidar de un bebé no es lo que esperábamos y nos sentimos mal por sentirnos así. En estos casos es nec...
Lic. en Psicología Alexandra Rovetta | Psicoterapia sistémica y acompañamiento para el autoconocimiento, el bienestar emocional y la construcción de una vida con sentido. Sesiones online y presenciales.