¿Qué causa estrés durante la infancia?

septiembre 05, 2016

¿Qué causa estrés durante la infancia?. 

Las investigaciones psicológicas y de laboratorio en animales y bebés humanos nos dan varias pistas. Ciertamente, el dolor que proviene de condiciones médicas desafortunadas puede crear estrés. También lo puede crear el dolor provinente de reacciones sensibles a la leche de fórmula o a los alimentos que “pasan” a la leche materna. El abuso físico y el descuido extremo provocan un elevado grado de estrés, pero los efectos de esos casos severos no son el objeto de este texto.

Incluso una separación de la madre por un corto espacio de tiempo conduce a un elevado nivel de cortisol en los niños, indicativo de estrés(1,2). De hecho, después de un día completo de separación, los cachorros de rata muestran una alteración cerebral de la organización de los receptores(3) químicos. Un estudio similar sobre ratas reveló que un día sin la madre doblaba el número normal de muerte de células cerebrales(4). Los hallazgos en animales demuestran que el aislamiento de la madre, la reducción de la estimulación por contacto físico y la retención de la lactancia materna tienen consecuencias bioquímicas permanentes en el cerebro. Correlacionando estos hallazgos con las investigaciones sobre comportamiento humano, encontramos qué acontecimientos conllevan a un estrés crónico y a sus consecuencias permanentes:


-Dejar llorar al niño sin atención ni afecto de los padres.

-No alimentar al bebé cuando está hambriento

-No reconfortar al bebé cuando está perturbado o acongojado

-Limitar el contacto físico durante la alimentación , a lo largo del día y durante las partes más estresantes de la noche.

-Bajos niveles de atención humana, estimulación, “conversación” y juego.

Cuando esto ocurre con regularidad, puede desembocar en liberaciones crónicas de altos niveles de hormonas de estés, así como bajos niveles de hormonas favorables. Todas estas prácticas vienen siendo promovidas durante el último siglo en forma de horarios planificados de comidas, “no malcríes al bebé”, alimentación con biberón y separación física de día y de noche.

Mientras que es evidente que la carga genética y las experiencias vitales influyen en el comportamiento, se ha demostrado que las experiencias durante la infancia tienen el más fuerte y persistente efecto en la regulación hormonal respuesta al estrés, y comportamiento adultos . Las investigaciones han demostrado que altos niveles de contacto físico temprano y grado de reacción maternal pueden mitigar la predisposición genética a reacciones extremas de estrés.

La investigadora en biología psicología Megan Gunnar y sus colegas hicieron estudios en niños que confirmaron los hallazgos en las investigaciones sobre animales. En su trabajo, niños de tres meses que recibieron cuidados con alto grado de reacción produjeron menos cortisol. Asimismo, niños de dieciocho meses clasificados como poco apegados ( que recibieron un cuidado con menor grado de reacción) revelaron elevados niveles de hormona de estrés(7). Los mismos niños a los dos años de edad continuaron mostrando elevado niveles de cortisol y se mostraban más temerosos e inhibidos: de nuevo, los niños que habían recibido un menor nivel de sensibilidad maternal(8). Otras investigaciones han confirmado esos hallazgos(9). La Dra. Gunnar informa que el nivel de estrés experimentado en la infancia condiciona permanentemente la respuesta al estrés en el cerebro, lo cual afecta a la memoria, la atención y las emociones(10).

Cortisol y estrés

El eje HPA (hipotálamo – pituitaria – adrenocortical), una relación entre órganos específicos del cerebro y las glándulas adrenales, es el centro regulador de las reacciones de estrés. Mientras que varias hormonas dirigen las reacciones de estrés, a menudo en relación unas con otras y con algunas de ellas jugando más de un papel, el cortisol es probablemente la más típica de las hormonas de estrés. Esto es objeto de varios estudios recientes. Durante el estrés, las hormonas de estrés se liberan bajo el control del eje HPA. El cortisol puede elevar la presión sanguínea y las pulsaciones, incrementar el azúcar en sangre e interrumpir las funciones digestivas y renales. Las respuestas de norepinefrina y de cortisol están conectadas. Ambas se liberan en reacción a la excitación, el ejercicio y el estrés. Ambas incrementan las pulsaciones, el azúcar en sangre y la actividad cerebral. Se ha cuestionado cómo la segregación en oleadas de norepinefrina durante momentos de afecto, y de juego pueden promover el aprendizaje en los niños ( algunas personas pueden recordar cómo ocasionalmente memorizaron mejor bajo el estrés y la excitación del último minuto de estudio), así como la vinculación (puesto que se da vinculación entre niños y adultos cuando comparten actividades excitantes).



Sin embargo, la exposición crónica a estrés negativo causa niveles elevados crónicos de cortisol, en lugar de oleadas, que tienen un efecto positivo. Niveles elevados crónicos de cortisol en niños y los ajustes hormonales y funcionales que les acompañan, se muestran asociados con cambios permanentes en el cerebro que conducen a reacciones elevadas al estrés a lo largo de la vida, así como a presión sanguínea y pulsaciones elevadas(11). Esta respuesta elevada comienza muy temprano. Los niños expuestos regularmente al estrés ya muestran elevadas y más sostenidas liberaciones de cortisol en respuesta a las situaciones de estrés(12). Las liberaciones ocasionales de cortisol a lo largo del día pueden ser beneficiosas pero los niveles continuamente elevados de hormona de estrés en la infancia derivados de un ambiente estresante están asociadas con efectos negativos permanentes en el desarrollo cerebral. Algunas teorías de la evolución van más lejos y sugieren que las reacciones elevadas de estrés que aparentemente llevan a una conducta agresiva y a una pubertad temprana, sirven a un propósito, ayudando a la supervivencia de la especie durante las sequías, guerras y otras penalidades.

Los estudios demuestran que los niños que reciben afecto físico frecuente tienen menores niveles de cortisol(13), mientras que los estudios psicológicos sobre el apego revelan altos niveles de cortisol en los niños poco apegados(14,15). Las mujeres que dan de mamar producen niveles significativamente menores de hormona de estrés que aquellas que alimentan al niño con biberón.



Fragmento de la investigación sobre  Estrés en la infancia
Por Linda Folden Palmer, D.C.

Extraído http://mimosytetablog.com

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