Técnicas de enraizamiento o de arraigo

mayo 31, 2015

De todas las técnicas bio-inteligentes, las de enraizamiento o de arraigo, son, tal vez, las más importantes al entrar en el nuevo milenio, pues permiten enrai-zarnos, es decir, mantenernos centrados, pausados, equilibrados en cualquier situación. 

Son técnicas específicas para que los niños, niñas, jóvenes y adultos, especialmente las mujeres embarazadas, se estabilicen y adquieran contacto con las fuerzas telúricas. En efecto, lo que falta a menudo es anclar nuestra energía en la Tierra. Es incluso peligroso intentar meditar o hacer meditar a los niños y niñas o hacer ejercicios espirituales, si primero no hacemos el trabajo de enraizarnos. Es importante abrirnos a la energía Tierra a fin de aterrizar, de no temer a la vida cotidiana. 

A veces, a los niños y niñas simplemente no les gusta estar aquí en la Tierra y tienen dificultades para establecerse en su cuerpo físico. Esto se puede traducir, por ejemplo, en una mala relación con la comida, falta de coordinación locomotriz y/o problemas de ad adaptación con el entorno físico. 

Por lo tanto, es primordial al entrar en este tercer milenio, fortalecer la parte física, echar raíces para poder mantener un sano equilibro físico/mental, recibir plenamente la energía de su corazón y su espíritu, poder canalizar dicha energía y utilizarla para su bien, para el de los demás y para el medio ambiente. Así fluye la conexión, la armonía y el equilibrio interior/exterior, cielo/tierra. 

Para lograr esto hay una serie de ejercicios que todos los docentes y padres deberían saber y practicar con sus alumnos, alumnas y sus hijos e hijas, de aquí en adelante. Citemos algunos de ellos: - Hacer los ejercicios para despertar los pies, es decir, masajes y ejercicios con los pies. - Caminar descalzo sobre la hierba y diferentes texturas del suelo.

- Caminar o bailar como los elefantes o los caballos, pisando bien la tierra, sintiendo el peso del cuerpo sobre los pies, en ritmo y conexión con la tierra. - Revolcarse en la tierra, jugar con la arena, la arcilla, ¡eso les gusta menos a las mamás!, pero es importante. Disponer de ropa vieja para esos ejercicios. - Hacer deporte. - Visualizar la conexión a la tierra, técnica de la zanahoria: visualizar que los pies se anclen como una zanahoria gigante en la tierra, enviar mentalmente raíces hasta el centro de la tierra, etc. - Cultivar un jardín, sembrar plantas, tener mascotas. - Cantar sonidos graves y rítmicos mientras los bailamos (tipo danzas africanas). - Tocar tambores, especialmente los tambores de los pueblos indígenas originarios. 

En este sentido, es interesante hacer actividades con las percusiones y los ritmos. Puede ser con cualquier cosa si no se tiene instrumentos a la mano: cajas, ollas, manos sobre los muslos. Los ritmos permiten: - Sentir la energía Tierra y acordarse del ritmo de la Madre Naturaleza. Tocar con el ritmo del corazón. - Trabajar las manos, mediante reflexología. 

Ya que las manos están tamborileando, se está haciendo digitopuntura, de modo natural, en la parte interior de los dedos y palma. - Proporcionar estabilidad y equilibrio. 

Toda actividad física conecta a la tierra. El contacto con la Naturaleza debería ser diario, así como jugar muchísimo y bailar lo más a menudo posible.

Fragmento extraído de:  2014. Paymal, Noemi. Pedagooogia 3000. Herramientas pedagógicas bio-inteligentes y otras para el tercer milenio. Tomo II. Editorial Ox La-Hun. La Paz. Bolivia.

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