Formación de los Chakras en los niños
febrero 23, 2016
Los niños nacen con un cuerpo mental y astral muy fuerte y seguro. Esto les posibilita para hacer maravillosas excursiones en los diferentes planos de existencia y ser conscientes de ellas, poco a poco estos cuerpos se debilitan o se alteran. Así, cuando crecemos, los sueños y viajes mentales o ensoñaciones no son tan intensas ni tan importantes para nosotros. Para un recién nacido, no hay diferencia apenas entre lo que sueña y la realidad, y vive el sueño con tanta nitidez que no podría para nada creer que “sólo es un sueño”, reconoce una vivencia pura, real.
Hasta que una persona no adquiere conciencia no se da cuenta otra vez que ese sueño, esa otra realidad, realmente existe y es parte de algo mucho más grande que desde la mente del yo despierto o consciente se pueda entender.
El cuerpo astral, igualmente, nace limpio, sereno y tranquilo. Poco a poco va viviendo experiencias en los diferentes planos alto y bajo astral, tiene contacto con personas que inconscientemente, están viviendo en el bajo astral, esto hace que los niños recreen sus primeras pesadillas o miedos. De una forma natural se “asustan” ante ciertas personas o lugares, pues captan que la vibración no es adecuada, sienten ya sea la densidad etérica o el bajo astral. La sensibilidad en el plano astral es muy alta en niños hasta 11 años, a partir de esta edad, a no ser que se haya vivido un trauma o un miedo intenso con algo respecto al plano astral, la persona deja de percibir en el astral.
Es muy normal que los niños puedan captar el alto astral en los bosques, en la vida de las plantas, de las flores, del viento, de la lluvia. Captan que hay algo más, algo escondido, algo mágico. Pero también captan seres del bajo astral, entidades, o personas con muchos miedos o cargas pendientes.
El cuerpo astral se forma antes del nacimiento, y es uno de los cuerpos que más importancia tendrá a lo largo de la vida de la persona.
7º chakra
A partir de los 3-4 meses, es normal que un niño se le empiecen a abrir los chakras, este crecimiento llegará hasta los 12 años. Los reicén nacidos ya tienen el 7º chakra, el de la coronilla, abierto, a partir de él empezarán a abrir el 6º. La primera proyección de este chakra es por delante.
6º chakra frontal
A los 3 meses aprox. El niño comienza a ver posibilidades, a crear realidades, esto hace que poco a poco se vaya formando el 6º chakra. Cuando los primeros meses la visión que el bebé tiene es monótona, aburrida, o siempre surtida de imágenes infantiles y poco realistas, o lo mismo, cuando a un bebé le tratan gesticulando demasiado o con muchas pantomimas, la visión de la realidad que adquiere la criatura es demasiado descompensada, irreal. Y cuando pasan los años, sus planes y proyectos de futuro suelen estar manchados con esa irrealidad, inmadurez. Se ha acostumbrado a 4 ó 5 visiones muy claras, los colgantes de la cuna, el cuadro de la pared, el rostro de los padres… es una visión demasiado parcial y limitada de la realidad. Cuando esta persona es adulta le cuesta mucho ampliar su visión y normalmente rechaza todo lo novedoso. Cuando esta misma persona empieza una ruptura de esos patrones adquiridos, a través de desapegos o diferentes experiencias en la vida, lo sufren como si la vida perdiese el sentido, cuando realmente no ocurre otra cosa más que su visión se está ampliando, y comienzan a cerciorarse que existe algo más allá de lo que siempre han sido capaces de ver.
Algunos bebés y niños, por su misión de vida que tienen que llevar en un futuro, durante los 2 primeros años tienen un contacto muy estrecho con ángeles. Por ello, aunque los niños no estén viendo más que una pared, realmente lo que están “viendo” y recreando en su interior como real, son múltiples luces de colores que le hablan y le arropan, que son los ángeles que le acompañan en su camino de luz.
A partir de los 2-3 años, estas luces se esconden, pues la persona no tiene que guardar el recuerdo, pero su mente ya está abierta, el trabajo ya se ha realizado. Por supuesto que en aquellas personas que se conserva la memoria desde muy tempranos momentos, las luces de colores se esconden antes del año.
6º chakra posterior
Tras esto, la apertura del chakra 6º posterior se desarrolla en función de la actividad exploratoria del niño. La visión creativa está al alza, y ahora el niño desea coger, agarrar, tirar, descubrir, explorar. Ese chakra posterior dará el empuje para que todo esto se pueda realizar. Según el niño tenga la posibilidad de lograr sus objetivos, de subir más alto, abrir cajones, mojarse con agua cuando lo desee, descubrir los colores, las manchas, los sabores… según realice esto en el día a día, el chakra se expandirá.
En los casos de educaciones muy severas, donde el bebé de 4 a 8 meses, a veces hasta el año de edad, no tiene apenas posibilidad de movimiento o de acción, entonces ese chakra no crece adecuadamente. Si en años siguientes además el niño se acostumbra al “no puedes”, a tener que pedir permiso por todo, a no poder hacer aquello que instintivamente sabe que debe hacer, ese chakra no se formará y tardará mucho tiempo en abrirse. La fuerza de voluntad del niño se ve limitada.
En un adulto eso significa la incapacidad de poner proyectos en marcha, les falta la energía, casi siempre creen necesitar otras personas y no se dan cuenta que ellas son capaces. Sólo necesitan dejar de pedir permiso, arriesgarse, liberarse de las cadenas del “no puedes”.
5º chakra frontal
A partir del año se forma el 5º chakra. De manera natural, primero se forma el chakra delantero, a través de este chakra los niños se expresan. Es importantísimo este crecimiento y esta etapa. Representa el momento en el que el niño transforma su visión interna de la realidad en algo tangible que sirve como punto de arranque hacia una comunicación con el exterior. El niño empieza a compartir, y este momento es muy importante, pues es cuando descubre que lo que él tiene en su interior es diferente al interior de otros, pero a la vez igual de valioso. Da lo mismo si dice mentiras, si grita, si no quiere hablar con palabras, sino con gestos o miradas. Lo importante es la necesidad de expresión, de manifestar ese yo interno, pues es la forma en que él mismo tiene de comprenderse.
Vivimos en una sociedad que no permite una expresión libre, en la que no es adecuado decir o hacer ciertas cosas. Vivimos en un sistema de creencias que niega todo aquello que surge del Yo Creativo. Pero para el niño aún no hay diferencia entre el Yo Creativo y la realidad material, lo vive igual, lo vive como una experiencia increíble, emocional, intensa. Negarle el derecho a que esa realidad imaginaria existe es negarle parte de su vida. Cuando un niño a esta edad se le pide repetidas veces que se calle, se está coaccionando al niño a callarse durante toda su vida. No es necesario usar palabras para pedirle silencio a un niño, a veces simplemente con ese pensamiento de desaprobación, o de decepción ante lo que tenga que decir, es suficiente.
En la sociedad adulta la gran mayoría de las personas tienen este chakra muy herido. La comunicación es irreal, está basada en superficialidades, no es sincera, no es amorosa. Cuando se le obliga a un niño, que por esencia es espontáneo y amoroso, a ser comedido y frío, se le está obligando a entrar dentro de este sistema de comunicación en el que estamos los adultos. Rápidamente, cuando el niño aprende a hablar, solo acepta el decir “no”, “apártate”, y a comunicarse desde la mente fríamente, con una frialdad que asusta incluso a sus padres. El niño comprende que esa es la manera natural de comunicarse, a través de la exigencia, de la manipulación, de la frialdad.
Corregir esto es sencillo. A través de la música, de juegos, del compartir con otros niños. Pero sobretodo hay que corregirlo en la sociedad, en los adultos, en la familia. Somos todos, los que creamos un sistema de comunicación.
5º chakra posterior
Tras esto, antes de los 3 años, se forma el 5º chakra posterior. Este chakra tiene relación con lo que el niño “escucha” del mundo que le rodea. Es curioso observar que este chakra es el único que se abre de manera forzada. Quiera el niño o no, tiene que abrir una ventana al mundo real, a los demás. En los casos en que los niños descubren que en el exterior no hay nada interesante, directamente tuercen este chakra nada más nacer, y ya no escuchan, directamente “les resbala” todo lo que les dicen. En estos casos hay que reconectar con la personas a través del corazón para comenzar una comunicación nueva, basada en la sinceridad, en el amor, y el respeto.
Una vez el chakra está formado comienza una etapa intensa de comunicación familiar y escolar. En este tiempo, que puede ser hasta los 5 años, a veces 6, el chakra todavía está sensible, en formación, y es muy delicado a las agresiones verbales, a las mentiras, prejuicios, insultos, etc. Incluso aquellas personas que tienden hablar con irritación pueden herir gravemente este chakra. En la infancia esta herida no se verá, pero en un futuro puede hacer que las cervicales no tengan la suficiente fuerza, o tiendan a acumular tensión y dolor. Casi siempre este dolor se debe a una persona que en estos años se comportó ante el niño o niña con irritación, o alimentando mentiras. Las mentiras energéticamente son todo aquello que no es real o lo que no está expresado desde el corazón.
4º chakra frontal
El siguiente chakra que abre un niño, a los 6-7 años, es el chakra del corazón. Su formación completa en la mayoría de los niños, no tendrá lugar hasta los 12-13 años.
Cuando un niño aprende a vivir desde el corazón, en armonía con todo lo que existe y en un entorno de paz, entonces sí este chakra a los 6 o 7 años se termina de formar expandiéndose en todo su esplendor, pero en la sociedad actual, es muy difícil encontrar personas que puedan vivir en un entorno que permita crecer desde el corazón de forma segura, ilimitada y sin obstáculos.
Por ello, en un crecimiento y una educación que enseñe a vivir desde el corazón, este chakra puede formarse con facilidad, pero en general nuestra experiencia de vida está dirigida a un desarrollo desde la mente, lo que obstaculiza enormemente este crecimiento interior impidiendo la formación de este chakra, en estos casos no termina de formar hasta los primeros enamoramientos, y más tarde aun en la adultez.
Cuando hay ataques, traumas, algún susto de muerte incluso, este chakra puede formar un problema que fácilmente se manifestará en los pulmones.
4º chakra posterior
Por detrás este chakra rápidamente se abre, con la ilusión del niño de unirse a un todo planetario, a esa gran red humana que conforma el tejido social. A partir de los 6-7 años el niño es consciente de que es uno distinto de sus padres, sus hermanos y sus compañeros. Pero a la vez, siente una gran responsabilidad y necesidad de ser parte de todos. Comprende el mundo como un todo indivisible, siente la unidad en sí mismo. Esta es la verdadera fe, el verdadero sentimiento de comunión, de manera natural nace en nosotros cuando somos niños y vemos ese gran tejido social y lo sentimos como algo maravilloso del que queremos formar parte.
Para que este chakra adquiera una forma determinada y no sea únicamente luz en todas las direcciones, hace falta que el niño comprenda que existe una Unidad espiritual, más allá de una red social o un tejido social.
En cuanto hay un desencadenante que parte de esta red social y ataca al niño internamente, este chakra se parte y se daña. Es el caso de que un compañero, o un hermano, alimenta un odio o una envidia hacia el niño. Aunque el niño no sea consciente de esta envidia, sí que lo siente energéticamente, pues ocurre que siente separación, y esa separación comienza a formar el sentido de la individualidad que todos tenemos.
Así, cuando llegamos a la adolescencia, como todos hemos sufrido de envidias, celos, odios, rencores, todos llegamos a esa edad con este chakra roto o partido. En ese momento no se notará apenas, pero pasados unos años nacerán aquí los primeros dolores de espalda, y más adelante nuestra creencia férrea de que separados del mundo estamos mejor. Una creencia insana y completamente irreal.
Cuerpo emocional
Desde los 6 hasta los 8 años es el momento en el que el niño forma su cuerpo emocional. Este cuerpo se puede ver como una sucesión de nubes de colores que componen las diferentes emociones que vive la persona. Un cuerpo débil suele ser estrecho, con muy poca protección y las emociones externas enseguida afectan a la persona. Un cuerpo fuerte y bien formado se ve con colores armoniosos, nubes de un tamaño de 20-30cm, que no permite que las emociones externas afecten a la persona. Todo esto se resume en la capacidad de templanza, de equilibrio interior. Por supuesto esto se puede trabajar a lo largo de la vida, pero la infancia juega un papel muy importante para que este trabajo ya esté hecho.
Quien energéticamente crea el cuerpo emocional de un niño es la figura masculina, ya sea padre, tío, hermano o profesor. Un niño con carencias de una figura masculina necesitará un mayor trabajo para conseguir esta templanza. La figura femenina es aquella que da forma al cuerpo emocional, quien lo define. Una carencia de figura femenina, o una figura demasiado inestable emocionalmente, dará lugar a un cuerpo emocional muy poco consistente, a veces demasiado rígido.
3º chakra frontal
A medida que se forma este cuerpo, se desarrolla el chakra del plexo solar.
La primera formación del chakra para permitir la vida a través de las emociones ocurre cuando la criatura tan sólo tiene 6 meses, posteriormente, según avanza la formación del cuerpo emocional así crece este chakra permitiendo vivir y expandir la experiencia humana.
En un niño normal de una sociedad occidental, este chakra se formará sobre los 7 u 8 años. Esta formación implica rabietas, enfados o diferentes formas de vivir las emociones y entenderlas.
Toda la forma de vivir estas emociones depende en gran medida de los padres y las personas adultas que el niño tiene cerca, pues estas personas sí tienen el cuerpo emocional formado y sí viven una gran gama de emociones que les permite saborear y diferenciar la vida de diferentes maneras.
En este momento es cuando el “dolor físico” de una caída desaparece y se convierte en “dolor emocional”.
Cuando, por ejemplo, a un niño desde que aprende a caminar se le enseña que una caída tiene mucho dolor emocional, costará mucho calmarle cuando tenga una pequeña herida, pues el dolor será mental y agudo y el llanto desconsolador. Sin embargo cuando a un niño se le enseña que el único dolor es físico y que la emoción es algo paralelo y diferente a la caída, entonces apenas sufre dolor en las caídas, se levanta con decisión y continúa el juego como si nada hubiese ocurrido. En los 7 u 8 años esta diferenciación entre el dolor emocional y el dolor físico es tan importante, que una buena diferenciación permitirá el que la persona pueda levantarse ante cualquier obstáculo en la vida, lo cual permite desarrollar las herramientas de liderazgo.
3º chakra posterior
Este chakra crece de forma paralela que el chakra delantero y normalmente debería estar abierto a los 7 años al completo. Es el chakra que permitirá al niño equilibrar su energía entregada y recibida del alrededor.
Una persona con un chakra sano es una persona entregada pero que también sabe recibir del entorno, sabe vivir en equilibrio con la vida y no niega a quien le rodea ese intercambio en la vida.
Aquí aprendemos a experimentar la vida en armonía con los demás, aprendemos el verdadero sentimiento de comunidad y la vida en hermandad.
La formación de este chakra, a diferencia de los demás, es casi completamente por imitación del comportamiento social.
En muy raras ocasiones se forma torcido o mal este chakra, pero sí puede bloquearse o cerrarse en casos en los cuales el niño sea orientado a crecer en egoísmo. El bloqueo de este chakra se aprecia fácilmente en el crecimiento y desarrollo óseo, en el equilibrio de la persona, la orientación, la capacidad de atención y sobretodo es visible en el carácter. También hay que señalar que este bloqueo, en la mayoría de los casos, se produce como respuesta del bloqueo que ya hay en uno de los padres. No es normal observar niños con una tendencia fuertemente egoísta si sus padres no presentan esa cualidad.
2º chakra frontal
Aproximadamente a los 11 años de las niñas y a los 13 años de los niños, se forma este chakra alterando por completo la vida de las personas. Este chakra inicia la pubertad y su formación es básicamente por imitación y dependiente del mundo exterior. Aquí se define la autoestima de la persona y la sexualidad, pero no sexualidad como acto sexual o coito, sino como experiencia de contacto consigo mismo y con otras personas, los abrazos, besos, cariños… todo ello es sexualidad y todo ello tiene relación con la misma energía.
Su formación por imitación hace que cualquier trauma relacionado con la sexualidad o con la autoestima sea heredado de padres a hijos, normalmente el carácter en las mismas relaciones también es heredado. Las mismas experiencias en este aspecto vividas por los padres, abuelos, bisabuelos incluso dependiendo del impacto emocional de la experiencia, son heredadas y sufridas por la descendencia. Por ello, por ejemplo, una abuela que ha sufrido una violación y no la ha sanado, la dejará en herencia a su hija quien mantendrá una cicatriz o herida similar en el mismo lugar del chakra y quien podrá entregarlo en herencia a sus hijas en caso de no sanarlo.
De forma general esta formación por imitación pasa de energía femenina a energía femenina, por ello las hijas tienden a imitar a sus madres y los hijos a sus padres, en caso de homosexualidad, ya a los 11 años los niños pueden imitar perfectamente a las madres y las niñas a los padres.
A esta edad también hay que tener un cuidado especial con el desarrollo de la autoestima para la formación de este chakra, pues un problema de autoestima a esta edad puede ser detonante de problemas similares en la adultez.
2º chakra posterior
Según la persona empieza a canalizar la fuerte energía que provoca los cambios químicos y físicos de la pubertad, aparece la necesidad de controlar esta energía en el organismo con la formación de este chakra. Se trata de la energía llamada Qi.
Una formación adecuada permite que la persona pueda vivir tantos años como desee y con salud, pero una formación que derroche la energía en pasiones o que limite este flujo natural de energía, hace el efecto contrario.
A partir de los 12 años hay que potenciar el movimiento consciente en los niños para que esa actividad y ese movimiento sea dirigido hasta la vida adulta. No hablo de deporte sino de actividad.
Aprender a respirar, ejercitar la conciencia del cuerpo, ya sea con movimientos a cámara lenta o con ejercicios de bioenergética o bañarse con agua templada, son secretos que permitirán aprender poco a poco a dirigir y controlar la energía vital.
En los casos que esta energía no sea canalizada adecuadamente se convierte en pasiones, en muchas ocasiones sexuales, y en enojos y rabietas que pueden continuar toda la vida de una forma descontrolada. En estos casos, nada tiene que ver con la educación recibida, sino con la forma de canalizar la propia energía, dirigirla o comprenderla.
Chakra Raiz
Para terminar podemos observar la formación del 1er chakra o chakra raíz. Este cono energético representa la consciencia de la realidad y la presencia actual de la persona en su propia vida.
Formarlo adecuadamente no depende únicamente de un momento en la infancia sino de toda una vida con la intención y la voluntad necesaria para afrontar el día a día.
Aquellas personas que no reciben un contacto adecuado con la realidad o no han tenido un entorno grato, tienden a huir no querer poner “los pies en el suelo” pero esta apertura es necesaria para poder canalizar la energía que permitirá vivir la vida.
Mientras una persona tenga el chakra raíz cerrado se puede decir que no está viviendo la vida, sino que vive una irrealidad, una ilusión que ella misma va formando de lo que cree real o lo que no. Una persona puede abrir este chakra ya a los 4 años si ha recibido el contacto y los abrazos oportunos y no hay ningún rechazo hacia la vida, en cambio, en nuestra sociedad actual, es normal no abrir este chakra hasta la adultez.
Una vez abierto el chakra la energía celeste puede anclarse a la tierra, lo que permite el crecimiento completo de la persona y el desarrollo de su conciencia superior.
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