DEPRESIÓN POSTPARTO por Dra. Ibone Olza Fernández
junio 29, 2014
Se nos habla muy poco de la depresión post parto, incluso se la reduce a términos "ya se te va a pasar..." "es común que te sientas así luego del parto..." "dale vestiste, peínate, y salgamos..." entre otros.
Detrás de estos estados de ánimos se esconde muchas veces, muchos sentimientos encontrados, la culpa por no poder dar, por no poder sostener a nuestro hijo muchas veces muchas mujeres lo viven como una situación sin salida, sin entender que les sucede. a veces por miedo hablar, o por no saber que les ocurre no piden ayuda... incluso a veces llegamos a pasar por estos estados in darnos cuenta de que algo nos esta sucediendo. Viéndose afectado el vinculo con nuestro hijo principalmente. La exigencia externa e interna de ser buenas madres también muchas veces nos impide vernos como estamos...
El apoyo, el pedir ayuda en estos casos se vuelve vital para transitar estos momentos. Comparto este Post de un articulo de Dra. Ibone Olza Fernández , el cual nos puede brindar herramientas para entender este estado, que incluso se puede manifestar mas allá del año de nuestros hijos sin darnos cuenta...
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La depresión probablemente sea la enfermedad materna más frecuente en el postparto. Se estima que afecta a un 13% de las mujeres (1, 2). Conlleva un importante sufrimiento personal y familiar y afecta directamente al desarrollo emocional del lactante (3). El hecho de que una madre amamante a su bebé se considera por algunos profesionales como un obstáculo al tratamiento de la depresión, hasta el punto de que llegan a recomendar la supresión de la lactancia con el fin de poder administrar tratamiento psicofarmacológico por temor a que el paso del fármaco a la leche pueda dañar al bebé. Esta postura no se basa en la evidencia científica. Los beneficios de la lactancia materna son tan amplios y superiores a los de la lactancia artificial que la lactancia materna debería ser considerada como un instrumento terapéutico más en el tratamiento de la depresión, en vez de cómo un obstáculo.
Entre los factores de riesgo de la depresión postparto se incluyen los antecedentes de depresión, el embarazo no deseado, la problemática familiar o social, los estresores vitales durante el embarazo y las complicaciones obstétricas (5,6,7).
También el tener un bebé irritable puede favorecer el cuadro. El modelo etiológico que se sugiere en la depresión postparto es de tipo bio-psico-social, pero se piensa que los factores psicosociales tienen un peso mayor que los biológicos, al contrario de lo que sucede en el blues del postparto y en las psicosis puerperales (7). Los estudios transculturales han señalado que las sociedades donde las puérperas reciben mayor apoyo y ayuda por parte de la familia y la comunidad presentan una menor prevalencia
de depresión postparto.
La madre deprimida no tiene ganas ni energía para relacionarse activamente con su bebé ni con los demás. Se siente aislada e incomprendida, a la vez que temerosa de expresar su sufrimiento. Puede pasar la mayor parte del día con preocupaciones obsesivas, sentimientos de fracaso, incompetencia e incluso deseos de muerte. Las madres deprimidas no logran dormir ni siquiera cuando sus bebés están dormidos. Otro síntoma característico de la depresión postparto son las preocupaciones obsesivas por la salud del bebé, que pueden motivar consultas reiterativas al pediatra. Algunos autores hablan de “depresión sonriente” para describir la apariencia normal de algunas madres deprimidas, que se muestran satisfechas de cara al exterior temerosas de verbalizar sus pensamientos y de ser percibidas como “malas madres”. La relación de pareja también se ve afectada (8). En un estudio retrospectivo la mayoría (83%) de las madres deprimidas señalaron que la depresión precedió al destete de sus bebés (9). La depresión suele provocar la terminación de la lactancia, en buena parte debido a la inseguridad materna y a las dudas sobre su capacidad para alimentar al bebé. Se desconoce por otra parte si el destete produce un empeoramiento del estado de ánimo aunque algunos estudios han observado que el destete temprano (antes de las seis semanas) se asociaba con un mayor riesgo de padecer depresión postparto (10,11).
La depresión postparto tiene un efecto significativo en el desarrollo emocional y cognitivo del niño. Las madres deprimidas interactúan menos con sus bebés, se altera la comunicación y los niño están menos estimulados (12) por lo que a la larga tienen más problemas de conducta y peor rendimiento cognitivo. Los niños cuyas madres siguen deprimidas despues de 6 meses tienen peor desarrollo psicomotor al año de vida (13). A los 18 meses puntúan menos en tests cognitivos, sobre todo si son varones y de clases desfavorecidas. El efecto negativo se suaviza con la edad. Si el padre participa activamente en los cuidados del hijo el impacto de la depresión materna sobre el lactante es menor (14)
El principal instrumento de escreening para la detección de la depresión postparto es la Escala de Edimburgo, que se encuentra validada al español (15). La depresión es una patología severa que precisa tratamiento. La valoración médica resulta imprescindible para confirmar el diagnóstico y descartar la presencia de riesgo autolítico, así como para asegurar que no se trate de una psicosis puerperal,
cuadro mucho menos frecuente pero que consituye una verdadera urgencia psiquiátrica. Es importante descartar y/o tratar las alteraciones tiroideas y la anemia.
El plan de tratamiento siempre debe establecerse para la diada madre-hijo por parte de un equipo multidisciplinar. Además debe intentarse la colaboración y participación del padre. La lactancia materna produce un efecto bastante contrario al de la depresión postparto, es decir, favorece el desarrollo del lactante, los sentimientos de bienestar en la madre y en su hijo y el fortalecimiento del vínculo. Cualquier
planteamiento terapéutico debería iniciarse con un reconocimiento explícito a la madre por amamantar. Algo tan sencillo como decir a la madre: “felicidades, tienes mucho mérito, enhorabuena por haber amamantado a tu bebé todo este tiempo” puede iniciar el apoyo a la autoestima materna tan necesario en estos casos.
El tratamiento debe iniciarse con la psicoeducación: hay que explicar a ambos miembros de la pareja lo que es la depresión postparto, los posibles factores intervinientes, la frecuencia de esta patología, desculpabilizando e insistiendo en que la madre volverá a ser ella misma, aunque la recuperación completa puede tardar varios meses. Una de las primeras recomendaciones terapéuticas será la de que la madre y el
bebé tengan acompañamiento permanente. Incluso en los casos menos graves en los que no existe ideación de muerte ni pensamientos obsesivos de dañar al bebé las madres se sienten muy desbordadas cuando están solas con sus bebés. En nuestra experiencia el acompañamiento suele producir una mejoría sintomática en breve tiempo. El conseguir un apoyo para las tareás domésticas y el que un familiar pueda sacar al bebé para que la madre descanse entre las tomas son tambien medidas a recomendar. Conviene asegurar que la madre lleva una dieta adecuada a las necesidades de la lactancia y que si está perdiendo peso la pérdida no sea exagerada. El ejercicio físico (como salir a pasear una hora al día) y la exposición moderada al sol también son recomendables.
La psicoterapia ocupa un lugar destacado en el abordaje terapéutico. La mayoría de los estudios publicados se han centrado en la psicoterapia interpersonal: una terapia breve y centrada en este caso en los problemas relacionados con el postparto, como son la relación con el bebé, la relación de pareja, la adaptación al nuevo rol o la vuelta al trabajo. Esta forma de terapia ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la depresión postparto, tanto de manera individual (16) como en grupo (17). La terapia cognitiva también demostró ser igual de eficaz que el tratamiento con fluoxetina, siendo ambos superiores al placebo (18).
La terapia de grupo parece ser especialmente beneficiosa en el tratamiento de la depresión postparto, puesto que consigue romper el aislamiento de las madres y el coste económico es menor que en los abordajes individuales. Los cursos de masaje infantil también pueden mejorar la interacción entre las madres deprimidas y sus hijos (19). El tramiento psicofarmacológico es recomendable en los casos de intensidad moderada o grave. Muy pocas madres están dispuestas a dejar de amamantar para iniciar el tratamiento
antidepresivo. Insistir en el tratamiento farmacológico sin facilitar la posibilidad de continuar amamantando puede producir el efecto de que la mujer oculte su intención de no tomar el psicofármaco o que simplemente abandone el tratamiento. Por ello es muy importante explicar que hay suficientes estudios controlados que avalan la seguridad de varios antidepresivos y ansiolíticos en madres lactantes (20).
En ocasiones el iniciar un tratamiento ansiolítico ya produce una mejoría considerable al mejorar la calidad del sueño e incluso del estado de ánimo con lo cual a veces basta con prescribir loracepam en dos o tres tomas diarias durante algunas semanas (21 y 22). Si se considera indicado iniciar tratamiento antidepresivo varios autores coinciden en señalar que dentro de los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina la sertralina es tratamiento de elección en madres que amamantan a sus hijos (20). Se trata de un fármaco con un perfil muy similar a la fluoxetina pero que a diferencia de esta no se detecta a penas en leche materna ni se han descrito efectos secundarios en los bebés de madres amamantadas con dicho fármaco. Incluso en bebés de menos de 6 semanas con lactancia exclusiva cuyas madres tomaban sertralina no se observó ninguna alteración en los receptores de serotonina plaquetarios, lo que se toma como indicador de que el fármaco tampoco estaba afectando al sistema nervioso central del bebé. (23). Tampoco se detectaron metabolitos en el suero de bebés amamantados cuyas madres tomaban paroxetina o fluvoxamina por lo que probablemente dichos fármacos puedan ser utilizados por madres lactantes (24). Se recomienda mantener el tratamiento antidepresivo un mínimo de seis meses.
Recuerda:
- La depresión postparto es la enfermedad psiquiátrica más frecuente en el postparto, estimandose que afecta a una de cada ocho mujeres.
- Sin tratamiento la depresión postparto afecta al desarrollo neurocognitivo del lactante y al vínculo materno.
- No está justificado recomendar a una madre que amamante a su bebé suprimir la lactancia para iniciar tratamiento psicofarmacológico de la depresión.
- Hay estudios que avalan la seguridad de ansiolíticos como el loracepam y antidepresivos como la sertralina durante la lactancia.
- El plan de tratamiento debería de incluir a la diada madre e hijo y contar cuanto sea posible con el padre.
Bibliografía:
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5. Warner R, Appleby L, Whitton A, Faragher B. “Demographic and obstetric risk factors
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10. Hannah P, Adams D, Lee A.”Links between early postpartum mood and postnatal
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14. Beck CT. “The effects of postpartum depression on child development: a meta analysis”
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19. Glover V.”Benefits of infant massage for mother infant interaction in mothers with
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20. Wisner KL, Parry BL; Piontek CM. “Postpartum depression” N Engl J Med, 2002, july
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Anderson GM. “Maternal sertraline treatment and serotonin transport in breast-feeding
mother-infant pairs”. Am J Psychiatry 2001;158:1631-1637
24. Hendrick V, Fukuchi A, Altshuler L, Widawski M, Wertheimer A, Brunhuber MV.
“Use of sertraline, paroxetine and fluvoxamine by nursing women” Br J Psychiatry
2001, 179, 163-166
Articulo completo en: http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/lactanciaDepresionPsicosis.pdf
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