El adolescente se va dormir una noche y a la mañana siguiente se despierta con un cuerpo que no le pertenece, envuelto en sensaciones y emociones nunca antes percibidas y con toda la potencia de una flor en crecimiento. Desregulados como todos en la sociedad de consumo, los adolescentes tienen fuerza suficiente para casar rinocerontes y valentía para internarse en la selva y sortear obstáculos. Sin embargo los tenemos aferrados a pupitres, haciéndoles creer que no son capaces, que no pueden adquirir autonomía, que no son mayores de edad, que no merecen independencia y que deben de prolongar la infancia de mandatos y obediencias debidas. El cuerpo y el alma del adolescente pujan por volar lo más lejos posible del hogar de los mayores, pero suelen quedar atrapados por las convenciones que determinan que hasta los 18 años no son capaces de conducir un auto y hasta los 21 años no están legalmente habilitados para formalizar su matrimonio. Los jóvenes sufren en síndrome del romp...
Lic. en Psicología Alexandra Rovetta | Psicoterapia sistémica y acompañamiento para el autoconocimiento, el bienestar emocional y la construcción de una vida con sentido. Sesiones online y presenciales.