La pregunta básica Por Ileana Medina Hernández

mayo 02, 2013

«EL ENTORNO EN QUE NOS HEMOS CRIADO LA MAYORÍA DE LOS SERES HUMANOS DURANTE LOS MILENIOS QUE CONOCEMOS DE CIVILIZACIÓN HA SIDO UN ENTORNO HOSTIL»


El libro del Dr. Spock cumple 65 años
de publicado con más de 50 millones de
ejemplares vendidos.

Hoy he oído hablar del Dr. Spock. Su nombre me sonaba (seguramente lo cita Carlos González en el recorrido que hace en Bésame Mucho) pero no tenía claro quién era.

Me entero de que su Libro del sentido común del cuidado de bebés y niños (1946) es uno de los best-sellers más importantes de la historia, con más de 50 millones de ejemplares vendidos en una multitud de idiomas.

El Dr. Spock fue uno de los primeros pediatras que con su lema "sabes más de lo que crees" ayudó a empoderar a las madres, a que confiaran en su instinto maternal, y no tuvieran miedo de besar, abrazar o coger en brazos a sus hijos y no dejarlos llorar... Fue uno de los primeros en plasmar que la crianza no era una cuestión de medicina ni de ciencia (aunque en este mundo necesitemos tirar de la ciencia para validar la "verdad"), sino más bien una cuestión de humanismo, de antropología, de cultura, de opinión, de sentimientos...

Sobre su obra, por supuesto, se alzó la polémica. La misma polémica que sigue hoy viva y sangrante, sobre la cuestión de la educación de los niños, la permisividad, el respeto, etc... Incluso le han llegado a acusar de destruir a América, responsabilizándolo hasta de ¡los atentados del 11 de septiembre! El miedo y la estulticia de la humanidad no tienen límites.

La polémica entre crianza respetuosa-crianza autoritaria, Spock-Ferber, Carlos González-Estivill... es antigua, me atrevería a decir que tan antigua como el mundo.

Porque la base de esta polémica es en realidad filosófica. Cuando leo las opiniones que se vierten una y otra vez sobre este asunto, me doy cuenta de que quienes defienden una educación autoritaria, de tipo conductista-represiva, inconscientemente, parten de la base de que EL SER HUMANO ES AGRESIVO, caótico, destructivo, por naturaleza. Quien piensa que la mano dura es necesaria está suponiendo que el ser humano es intrínsecamente malo, y que una educación represiva-restrictiva, para mantener a raya esa agresividad, es necesaria. Desconfía de la naturaleza y cree necesaria la "cultura", la educación, para encauzarla hacia el bien, el orden y los valores.

En realidad, la PREGUNTA BÁSICA, la que está en el transfondo de todo es:

¿EL SER HUMANO ES MALO-AGRESIVO-CAÓTICO-VIOLENTO por naturaleza (y por tanto hay que "moldearlo", reprimirlo, EDUCARLO para que sea bueno) O EL SER HUMANO SERÍA BONDADOSO-GENEROSO-SOCIABLE Y POR TANTO LA CRIANZA DEBE BASARSE EN LA COMPAÑÍA, EL AMOR Y EL RESPETO, Y NO EN LA REPRESIÓN AUTORITARIA?

La respuesta a esa pregunta es compleja, e implica un posicionamiento filosófico. Recuerdo cuando me enseñaban filosofía marxista y la primera lección comenzaba por aquel PROBLEMA FUNDAMENTAL DE LA FILOSOFÍA, que consistía en ser materialista o idealista, partir del objeto o del sujeto.

Todas las disciplinas humanísticas parten de un problema similar. En Economía, por ejemplo, es el problema entre el liberalismo y el intervencionismo. En Política, la izquierda y la derecha. Hay razones "científicas", éticas, lógicas, hasta familiares...  para posicionarse a un lado o al otro. Pero muy probablemente la razón por la que optamos por una u otra sea inconsciente.

Multitud de filósofos a lo largo de la historia se han posicionado de una u otra parte. Unos han pensado que "el hombre es lobo del hombre" (Hobbes, sobre una cita de Plauto), otros que "la única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna" (Rousseau).

En general, desde dentro de la cultura patriarcal, casi todos hemos percibido la existencia del MAL, del "pecado original", de una pulsión perversa en los seres humanos, un instinto destructivo, un ansia guerrera o maltratadora que haría falta de algún modo reprimir, encauzar, educar, legislar... para hacer posible la convivencia.

El mismo Freud era de esa opinión, y su teoría de la represión se convirtió así en el centro de todo el psicoanálisis clásico. En su famosa correspondencia con Einstein "¿Por qué la guerra?" acerca del origen y la naturaleza de la violencia humana, queda claro que para Freud la agresividad era innata en el ser humano (y en eso consistía básicamente el "malestar en la cultura", en la necesidad social de reprimir esa agresividad).

Einstein también concordó con la teoría de la represión de Freud. Al lanzarle a Freud sus preguntas sobre la naturaleza de la guerra, Einstein se respondió a sí mismo: "Sólo hay una contestación posible: porque el hombre tiene dentro de sí un apetito de odio y destrucción. En épocas normales esta pasión existe en estado latente, y únicamente emerge y se desencadena como acto efectivamente destructivo en circunstancias inusuales; pero es relativamente sencillo ponerla en juego y llevarla hasta su exaltación en el poder de un delirio o una psicosis colectiva. Aquí radica, tal vez, el quid de todo el complejo de factores que estamos considerando, un enigma que el experto en el conocimiento de las pulsiones humanas puede resolver." (Carta de Einstein a Freud, Caputh, 30 de julio de 1932).

El "experto en pulsiones humanas", entre las que se encuentra la destructiva, reafirmó: "cuando los hombres son exhortados a la guerra, puede que en ellos responda afirmativamente a ese llamado toda una serie de motivos, nobles y vulgares, de aquellos que se suelen ocultar y que se callan, y de aquellos que no hay reparo en expresar en voz alta. No nos proponemos desnudarlos todos aquí. Ciertamente se cuentan entre ellos el placer de agredir y destruir, e innumerables crueldades de la Historia y de la vida cotidiana confirman su existencia y su fuerza." (Respuesta de Freud a Einstein, Viena, 2 de septiembre de 1932).

Muy probablemente, mientras más reprimido y violentado haya sido un ser humano en su propia infancia, más tendencia tendrá a creer en la violencia innata (inconscientemente la habrá desarrollado en su propio cuerpo y en su propio cerebro). Sentirá, consciente o inconscientemente, "el placer de agredir y destruir" dentro de sí mismo. Y por tanto también más probabilidad tendrá de pegar a sus propios hijos, a ser belicista, y a posicionarse del lado de las teorías que propugnan más autoridad, un "cachete a tiempo", métodos conductistas de adiestramiento, control, mano dura, etc.

En medio de toda esa madeja psico-social,  funcionan los mitos que la civilización-cultura-patriarcado se inventó a lo largo de los siglos para asociar simbólicamente la naturaleza y lo salvaje con lo violento, con la barbarie y con el caos, de modo que sospecháramos siempre de lo que es natural, femenino, cíclico, líquido, nocturno, oculto, emocional o visceral.

Lo que las teorías post-patriarcales y la neurología vienen a sugerir en el siglo XXI es algo que también algunos filósofos, sabios y seres excepcionales han intuido a lo largo de la civilización: el hombre es fundamentalmente bueno SI SE CRÍA CON AMOR.

No somos buenos ni malos por naturaleza. La agresividad es una posibilidad natural, sí. Una posibilidad que se desarrolla sobre todo, cuando el ser humano es gestado y criado en sus primeros años en un entorno hostil. Si nos desarrollamos en un entorno árido, deficitario, la agresividad se vuelve una herramienta útil en la lucha por la supervivencia.Y nuestro sistema emocional, nuestra red neuronal, nuestro cerebro, empapado en desconfianza, estrés y MIEDO, utilizará la agresividad y la violencia como un mecanismo adaptativo, defensivo, de supervivencia.

Lo que sucede es que el entorno en que nos hemos gestado y criado la mayoría de los seres humanos en los milenios que conocemos de "civilización, de "cultura", ha sido precisamente hostil. Un entorno hostil, que por universal, nos ha parecido "natural". Pero que no lo es. Es Matrix. Es la "mentira universal" de Camus.

La civilización patriarcal, al basarse en el control sobre el territorio, los recursos y la guerra para obtenerlos, y al tener cautiva a la mujer (primer hábitat donde todo ser humano es gestado, parido y amamantado), crea una cultura represiva que se transmite de generación en generación, donde todos somos gestados, como mínimo, en un útero espástico (el útero de las mujeres en la sociedad patriarcal está contraído, como bien explica Casilda Rodrigañez en sus textos); nacemos en condiciones de violencia (partos violentos, en posición horizontal, los bebés extraídos a la fuerza y alejados de la madre nada más nacer); somos criados en los primeros meses en condiciones de estrés, solos en carritos, cunas, sin pecho ni cuerpo materno; y finalmente educados en condiciones de (f)rigidez, violencia, autoritarismo, castigos y abusos horribles de todo tipo a lo largo de la historia, como bien describió el historiador Lloyd deMause.

Lo que proponen las más recientes teorías del apego, del vínculo, del continuum, de la crianza respetuosa, de la salud primal... es: ¿QUÉ PASARÍA SI COMENZAMOS POR GESTAR A LOS BEBÉS CONSCIENTEMENTE, en cuerpos de mujeres libres, conscientes, no reprimidas sexualmente, empoderadas; SI LOS DEJAMOS NACER EN LIBERTAD Y RESPETO; si respetamos nuestras pautas de acción fija mamíferas; si no separamos a los bebés de las madres, si les respetamos la fase de exterogestación, si satisfacemos sus necesidades evolutivas de compañía para dormir, de atención, de cariño, de mirada...; si les acompañamos, aceptamos y amamos tal como son; si finalmente los educamos sin violencia, sin abusos, desde el respeto, la igualdad, la empatía?

La hipótesis es que seres humanos que comiencen y desarrollen así su vida no necesitarían métodos conductistas ni autoritarios para "reprimir" una supuesta tendencia a la violencia ni al caos; no desarrollarían -al menos no en alto grado- enfermedades mentales, neurosis ni mecanismos de propensión permanente para la violencia; serían naturalmente empáticos y felices; serían seres humanos íntegros con el amor empapando su conciencia y cada célula de su cuerpo;  desarrollarían los mecanismos neurológicos, emocionales y sexuales necesarios para derramarse en placer y complacer hacia los otros... PERO....  a la vez difícilmente podrían ser sumisos, dominados, utilizados como soldados, como esclavos o como mano de obra barata. Y ahí está el quid de la sociedad de la dominación.

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Enlaces muy  relacionados (la misma idea a la que vamos dando vueltas):

Criar seres libres
El problema de la humanidad contado en dos o tres párrafos
El gen de la "mala leche"

extraído de  http://www.tenemostetas.com

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