El éxito en la vida, el éxito en la profesión, ambos se logran juntos por Bert Hellinger

septiembre 19, 2016

HELLINGER: Sophie y yo nos alegramos de estar nuevamente aquí en Madrid y podéis ver lo importante que es que Sophie esté a mi lado. Porque juntos hemos seguido buscando las leyes del éxito y hemos encontrado muchas.

Les doy un pequeño ejemplo: cuando estábamos en Hong-kong, Sophie trabajó con un hombre que tenía una hija de 3 años que nunca había podido caminar. Sophie lo conectó con algo inconcluso en su pasado. Tiene un talento especial, un don particular para dirigirse a esas profundidades y mirar allí. Y al final del curso, es decir, el domingo pasado, el hombre se nos acercó y dijo: dos días después de la constelación, la niña comenzó a caminar.

Es decir, que las constelaciones familiares que ahora se difunden a nivel mundial, se han ido desarrollando de una manera que aún es imposible prever todas las posibilidades que nos ofrece para una vida feliz. Con esto, les damos una cordial bienvenida a este curso.

SOPHIE: Yo me alegro de veros y poder estar aquí. Sed muy bienvenidos. Todos vosotros estáis invitados a acompañarnos en un viaje que lleva hacia uno mismo en el que podéis ver y comprender quiénes sois y de donde venís. ¡Que encontréis esa confianza que nadie más puede regalaros, solamente vosotros!

HELLINGER: Bien, entonces comenzaré a decir algo acerca de la felicidad. La felicidad sigue a un éxito. Nosotros sentimos la felicidad como una recompensa por una tarea, pero una tarea especial, una tarea al servicio de la vida. ¿Hay una felicidad mayor que aquella de los padres que miran a su hijo recién nacido? ¿Hay alguna tarea mayor al servicio de la vida? ¿Y hay una felicidad mayor que mirar a un niño así? ¿Podéis percibirlo? ¿Y qué sucedió con nuestros padres cuando nos miraban a nosotros después de haber nacido? ¿Con qué felicidad?

¿Y cómo somos felices nosotros?: cuando respondemos a aquella felicidad y volvemos una vez más a esa situación, tomados por nuestros padres, cuando se asombraban por nosotros, ¿ese es nuestro hijo, nuestra hija? Incluso debían acostumbrarse a esa felicidad. Y luego se miraron y dijeron: sí, es nuestro hijo, nosotros lo trajimos a la vida.

Cerrad los ojos

Volvamos atrás a ese momento, nuestros padres nos miran con amor, felices. También felices porque todo salió bien al arriesgarse a concebir un hijo y traerlo al mundo y que se haya cumplido así. Y en ese momento sabían: nosotros somos sus padres por toda la vida. ¡Qué amor! La pregunta es: ¿en nuestro corazón, seguimos conectados con esa gran felicidad, con la felicidad de nuestros padres acerca de nuestra vida o más adelante algo se interpuso como para que el recuerdo de esos momentos haya sido tapado por otras cosas?

Por ejemplo, cuando hubo una separación temprana de la madre y nuestra felicidad, repentinamente, se desmoronó. Y ahora, en nuestra vida, vamos llevando esas imágenes y siempre que para nosotros se abre en algún lugar la felicidad, esas imágenes se interponen en nuestra felicidad de entonces y las limitaciones de ahora. Y sin embargo sería muy fácil volver a encontrar esa felicidad temprana.

Ahora nos imaginamos que simplemente dejamos atrás esas imágenes que se contraponen a nuestra felicidad y les damos vida a esas imágenes tempranas y a las experiencias y las mantenemos siempre en movimiento, siempre nuevas experiencias, siempre felicidad nueva.

El día resultó demasiado corto para poder vivenciar toda esa felicidad. Y ahora nos imaginamos que miramos a los ojos a nuestra madre, a nuestra madre de entonces, y la miramos a los ojos como el niño o la niña de entonces, plenos del amor de ella y de nuestro amor hacia ella.

Y es como si pasáramos más allá de esas imágenes que se interponen hasta que esas otras imágenes comienzan a brillar y, junto con ellas, nuestros rostros. Y esa felicidad, esa alegría, esa alegría que brilla, la llevamos ahora a toda nuestra vida y a lo que más tarde pareció difícil. Con esas imágenes felices también nosotros pasamos más allá, felices y, de repente, surgen nuevas imágenes de muchas personas que nos amaron y que nosotros amamos y nos sentimos cada vez más enriquecidos por la felicidad.

Muy bien, ¿estáis abiertos para la felicidad?, ¿para nuevas vivencias de felicidad?

Con esta introducción pudisteis ver que trabajamos con todos juntos a la vez, todos tenéis la posibilidad de dar unos pasos adelante en el sendero de la felicidad. Es cierto que aquí trabajamos con personas individualmente pero siempre de manera que todos puedan ser incluidos, de manera que, al final del curso, podáis regresar a vuestros hogares más felices y en casa también otros serán más felices a través de vosotros. Y ahora vamos a demostrar un ejemplo de cómo podemos encontrar la felicidad y superar los obstáculos que se interponen entre ella y nosotros.

La forma de proceder es cómo sigue: Sophie y yo preguntaremos ¿quién quiere trabajar con nosotros? Vosotros levantaréis la mano y nosotros elegiremos a alguien pero no porque lo conozcamos o podamos hacerle un favor, nosotros elegimos en sintonía con un amor más grande. Es decir, que permitimos ser guiados y la experiencia es que si permitimos ser guiados de esa manera y elegimos a una persona, el caso de ésta trata de algo importante para todos. De manera que, al mismo tiempo, también otros puedan aprender y experimentar algo. Y ahora le digo a Sophie que está ahí sentada que comience ella.

SOPHIE: ¿quién tiene una petición?... (Sophie señala a alguien entre el público, un hombre).

HELLINGER: ahora seguramente quisieran saber de qué tipo de demanda se trata. Nosotros también porque cada vez permitimos empezar con una aventura.

(El interesado se sienta entre ambos)

SOPHIE: ¿quién de vosotros no estuvo nunca en una constelación familiar? (Sophie mira el nombre del interesado). Pensé que veía un nombre. ¿Me dices tu nombre de pila?

-          Alfonso

-          Cierra los ojos.

HELLINGER: internamente dile a alguien: “dejé de intentarlo”. Y dile a tu madre: “dejé de intentarlo contigo y junto contigo en mi vida”. Internamente perciban hasta qué punto también es así para vosotros.

SOPHIE: ¿me puedes ver? (dirigiéndose al interesado) ¿Qué quieres?

interesado: quisiera saber si realmente quiero a la chica con la que estoy saliendo.

HELLINGER: ¿es como un test para Uds.?, aquel que formula ese tipo de preguntas, cuando alguien le dice eso a una mujer, ¿qué ocurre? Ella se siente abandonada porque dejó de intentarlo. Luego entonces, él la perdió.

SOPHIE: eso en buen español significa, no puedo amar, no siento el amor, no lo percibo, no tengo un sentimiento interno vivo. Aquel que ama lo sabe. ¿Qué ocurre con tu rodilla? ¿Qué tienes en la rodilla?

interesado: no sé, que yo sepa nada.

SOPHIE: ¿quién tiene esas molestias en la rodilla?, ¿quién las tuvo?

interesado: yo no recuerdo tener molestias en la rodilla ni quien las ha tenido.

SOPHIE: ¿en tu familia?

interesado: no recuerdo.

HELLINGER: la pregunta es, ¿quién tuvo algo con la rodilla en tu familia?

INTERESADO: no recuerdo a nadie en mi familia con problemas en la rodilla, en este momento no recuerdo a nadie.

SOPHIE: vamos a configurar entonces a esa mujer de tu pregunta y luego a tu rodilla. Una mujer... (Sophie señala a alguien en el público). Un hombre... (señala a un hombre del público).

¿Es esta mujer con la que él no está seguro de si la ama o no? Tú eres él.

REPRESENTANTE: ¿puedo decir algo?, me duele la rodilla.

SOPHIE: no es una broma, veremos lo que sigue...

(Al representante de él comienzan a doblársele las rodillas, sobre todo la izquierda y tiende la mano derecha hacia la mujer, se va agachando poco a poco hasta arrodillarse y sigue con la mano extendida hacia ella, luego mira al suelo y a ella alternativamente. La mujer se toca el pecho.

Sophie saca a otra mujer. La mujer se va acercando a él y le pone la mano en la espalda, montándose encima a caballo y abrazándolo por detrás. La otra mujer se gira hacia su derecha.

Él va cayendo y la mujer que lo abraza junto con él. Luego, él comienza a incorporarse lentamente y se sienta en el suelo, la mujer también, de la mano. Él vuelve a mirar a la primera mujer que salió, la otra mujer ha quedado detrás. Él se acaba de incorporar y se pone de pie pero se vuelve hacia atrás y hacia delante alternativamente. Sigue tendiendo la mano, esta vez la izquierda hacia la primera mujer. Ésta lo mira y da unos pasos hacia él.  Él sigue mirando alternativamente a la otra mujer y se le acerca, ésta está sentada en el suelo de espaldas a él. Él le da la mano y se pone frente a ella agachándose para tocarle la cara y el pelo. Ella va otra vez por detrás de él, él sigue tendiendo la mano a la primera mujer, mira el suelo, se toca la rodilla derecha esta vez y se pone la mano en la frente agachando la cabeza. La mujer detrás, le pone las manos en la espalda y mira a la otra mujer).

SOPHIE. ¿te reconoces?

interesado: puede que algo.

SOPHIE: has dejado de intentarlo, abandonaste, abandonaste... ¿Alguien tuvo un problema con la cadera?, no tú, alguna otra persona...

INTERESADO: ¿en mi familia problema con la cadera?, bueno mi padre que tiene 84 años acaba de romperse la cadera, se cayó, un accidente típico de la edad.

(En ese momento, el representante empieza a andar hacia delante con dificultad, rodillas dobladas)

SOPHIE: ¿qué significa típico de la edad?, es decir ¿toda persona a los 80 años se rompe la cadera?

INTERESADO: no todas.

(El representante ahora mira a la mujer y sonríe un poco, luego sigue mirando alternativamente)

SOPHIE: no quiero seguir, tal vez esa pregunta de que amo o no a alguien sea tan soberbia... aquí no somos un oráculo donde alguien pueda averiguarlo. Estos niveles son absolutamente sagrados.

HELLINGER: tengo una pregunta más para tí. ¿Qué ocurrió contigo cuando tenías cuatro años?

INTERESADO: no tengo ni idea, no sé a qué se refiere, no recuerdo bien mis cuatro años.

HELLINGER: yo le dí una última oportunidad y ahora también abandono, dejo de intentarlo.

SOPHIE: sin embargo, creo que puede haber sido la constelación más grande de todas las que hayas tenido. Porque alguien levantó la mano indicando que quiere paz y tranquilidad pero tal vez no eres tú el que lo puede hacer. (Le saca a él mismo). Dile: “yo no digo nada”.

INTERESADO: yo no digo nada.

SOPHIE: no voy decir nada en absoluto (él lo repite).

HELLINGER: prefiero morir (él lo dice).

SOPHIE: todo queda tal como está (al decirlo, la mujer lo mira triste y se va hacia atrás un poco, tumbándose a continuación en el suelo, él tiene las manos cruzadas detrás. Luego se vuelve hacia la primera mujer que salió y avanza hacia ella un poco con las manos siempre detrás. Da pasos hacia delante y hacia atrás).

(Dirigiéndose a esta mujer): dile a ella: “yo sí te veo” (la mujer lo repite). “A tí no te veo” (dirigiéndose al hombre).

Aquí tenemos el caso típico de que algo ha ocurrido en una familia, el éxito en la familia está ausente, la felicidad está ausente y él no tiene permiso para mirar lo que ocurrió ahí, hay un gran secreto y luego busca una mujer y esa nueva mujer ama a esa mujer de su familia sin saber. Eso se llama una comunidad de destino. Si ellos pudieran unirse, ella haría algo que él jamás haría. Él no tiene el permiso de su familia para poner algo en orden y luego ser feliz. Por eso, inconscientemente, busca a una mujer que ponga algo en orden en su familia y por eso no sabe si la ama. No puede saberlo porque, de alguna manera, no puede amar y por eso es incapaz de amar por más que lo quiera.  Dirigiéndose a él: aquí todo está cerrado, tu corazón está cerrado. ¿Cuántas relaciones has tenido?

INTERESADO: antes de ésta sólo otra.

SOPHIE: ¿en total?

INTERESADO: dos.

SOPHIE: ¿ésta es la tercera?

INTERESADO: no, la segunda.

SOPHIE: y la primera, ¿te abandonó?

INTERESADO: no, fui yo.

SOPHIE: claro, tú no puedes amar.

INTERESADO: ¿seguro?

SOPHIE: no hay nada seguro, en la vida no hay nada seguro. Dirigiéndose a la mujer mayor: ¿Quieres decir algo, que sucede contigo?

-          Un bamboleo

-          Cuando él dijo que no diría nada de ti.

-          Un dolor, una niebla y un irme hacia atrás.

-          OK ¿cómo estás tu ahora? - dirigiéndose a su representante.

-          Mejor, tenía dolor en la rodilla, me temblaban los músculos y ahora me siento mejor, más seguro y puedo mirar al frente, a ella, ahora respeto (a la mujer joven), me duele menos su distancia.

-          Mira nuevamente ahí y vuelve a decir: “yo no digo nada”.

-          “Yo no digo nada”, pero sin embargo tengo ganas de decir muchas cosas...

-          Gracias, gracias a todos.



SOPHIE: no todas las constelaciones llevan hacia lo que deseamos, la persona debe estar en la actitud correcta y debe ser el momento oportuno y la cualidad del tiempo también debe ser la adecuada, pero nosotros no sabemos qué efectos tendrá. Me parece que recuerdo que hace poco recibimos una carta, ¿verdad? (dirigiéndose a Bert), que también era exactamente la primera constelación en el curso intensivo, ¿era lo mismo verdad, exactamente lo mismo?, pero ahora no recuerdo lo que él escribió...

HELLINGER: yo lo sé exactamente, había una persona que no se podía mover y lo configuré. Elegí a alguien del grupo y éste volvió a vivenciar algo de su propia vida. Era muy dramático. Vivió exactamente aquello que había ocurrido originalmente con el otro y yo olvidé que eran los dos iguales y él cambió completamente, todo cambió para él a pesar de que interrumpiéramos esa constelación y tú también les dijiste que dijeran: “no, yo no digo nada del secreto”. Después, para él algo cambió.

SOPHIE: creo que recibimos esa carta hace tres días. Cuando comprendemos todo parece más pequeño pero cuando no lo comprendemos para nosotros, seres humanos, pasa a una dimensión mayor. Y luego parecería como si se pudiera desarrollar lo mejor, más que cuando nosotros lo desintegramos con nuestra comprensión. Tal vez también sea una prueba para nosotros, quizá esas fuerzas nos estén probando para ver si avanzamos cuando en realidad no tenemos permiso para hacerlo.

HELLINGER: quiero decir algo por mi parte, lo que ocurre en mí: yo lloro (mirando al interesado, éste también le mira muy serio). Bueno, aquí lo dejamos. Mucha suerte para tí.

SOPHIE: te quiero agradecer que justamente tu caso, que podríamos considerar como no óptimo, se haya dado ahora. Porque estás como no integrado. Miro a aquellos que habían levantado la mano y te lo agradezco y también a todos los que se presentaron de tu sistema. Y de tu sistema vinieron, se presentaron varios, como unas seis personas. Mucha suerte para tí, Alfonso.

HELLINGER: quiero decir algo del trabajo con constelaciones. Las Constelaciones Familiares comenzaron de una manera más bien sencilla. Una persona elegía representantes para miembros de su familia y los ubicaba relacionados entre sí y luego, muchas veces, algo oculto salía a la luz. Y al agregar más personas, los representantes iban cambiando, aparecía una solución. Y hubo muchos éxitos con este tipo de trabajo. Hay muchos de vosotros que seguís trabajando de esa manera. Y luego continuó evolucionando porque vimos que los representantes se sentían tomados por otro movimiento. Aquí lo pudimos ver muy bien en el representante de él. Él no podía imaginárselo: era movido por algo.

Y, hoy día, a menudo, simplemente configuramos a alguien sin colocar a los representantes. Y entonces, son tomados por un movimiento en cuyo final, aquellos que estaban separados se han vuelto a unir sin que nosotros intervengamos. Es decir, que hay otras fuerzas trabajando en las que confiamos. En cuanto intentamos ayudar a alguien, sobre todo cuando alguien acude a nosotros y dice: “tú eres mi última esperanza, sin ti no puedo sobrevivir”, eso nos llega al alma. Pero si luego intentamos poner en orden algo para él desde nosotros, nos colocamos por encima de una fuerza superior y eso tiene efectos amplios para todos. Podemos enfermar.

Es decir, que en esos niveles debemos confiar en las fuerzas superiores. Si nos mantenemos retirados como aquí que, a pesar de haber intentado varias cosas seguíamos con pleno respeto ante las fuerzas que se mostraban, eso no queda interrumpido. Al contrario, como pudimos ver en el ejemplo que antes mencionábamos, nosotros confiamos en que aquí se haya puesto en movimiento algo que sigue actuando después. Y no sólo en él, también en su familia. Y que después de un tiempo, también otras fuerzas buenas intervengan.

Así, la experiencia que pudimos vivir aquí nos vuelve humildes y, al mismo tiempo, nos sentimos en sintonía con otras fuerzas.

Seguimos con otra demostración: ¿quién quiere trabajar con nosotros? (llega una mujer).

¿De qué se trata?

MUJER: cada día me veo más invisible.

HELLINGER: ¿sabéis qué significa?, ¿tiene una petición?. No, no la tiene. Esa respuesta sólo la puede dar Dios. Esas esperanzas sin datos concretos...

MUJER: me encuentro aislada, intento abrirme a la gente pero no puedo.

HELLINGER: quiero decir algo acerca de las quejas. Aquél que se lamenta, siempre se lamenta. No importa lo que uno haga con la persona, siempre seguirá igual. Les cuento una historia: alguien iba en un tren en el coche-cama. Había dos camas superpuestas. Uno estaba echado abajo, otro arriba. Y el de abajo escuchaba como el de arriba siempre decía: tengo tanta hambre... Entonces pensó: eso es fácil de solucionar. Así que fue al vagón-restaurante y le trajo algo de comer. El tren continuaba su marcha, el de arriba comió y depués de un tiempo continuó: tenía tanta hambre... ¿Algo más?

MUJER: no.

HELLINGER: mucha suerte. ¿Vieron?, hice feliz a alguien. ¿Alguien más que quiera volverse feliz? (llega un hombre).

HOMBRE: quisiera ver mi relación con las mujeres.

HELLINGER: siempre es interesante con las mujeres ¿no? Vamos a comenzar entonces con una mujer. Necesito una mujer como representante (señala a una). Quédate ahí y tú - dirigiéndose a él - te colocas frente a ella.

(Ambos están frente a frente, se miran, él se mueve un poco, ella empieza también a moverse como de lado, como haciendo un semicírculo, como jugando, sus miradas se cruzan, ella sonríe, juega, él está serio y se avanza un poco, ella con las manos detrás sigue moviéndose cada vez que él avanza).

¡No es tan fácil con las mujeres! Necesito otra mujer. Colócate frente a él. Tú eres su madre (las dos mujeres están al lado una de otra mirándole, ahora más la madre, él sigue mirando serio y se avanza hacia su madre que tiene su mano derecha extendida. Se abrazan pero él lo hace como si fuera una niña, su madre le rechaza)

De la manera en la que uno trata a su madre, así trata también a las mujeres.(La madre le coge la cabeza y lo atrae hacia ella como a un hijo, él se pone de rodillas).

A las madres las ganamos a través del respeto, también con humildad. (La madre tiene la cabeza de él entre su pecho y le acaricia, él se levanta y quiere hacer lo mismo que al principio...)

Aún no aprendió nada... (Él se vuelve a arrodillar y se abraza a ella como un hijo). Por supuesto, él es una excepción. Todos los demás hombres tienen más suerte con sus madres, la respetan en serio... Es sorprendente la paciencia que tiene esa madre, ¿no? (ahora la madre mira también a la otra mujer).

Simplemente mírale a los ojos y tú sólo mírala a los ojos, desde abajo hacia arriba y luego dile: “tú eres la grande, yo el pequeño”. Vuelve a mirarla a los ojos y dile: “gracias, ahora tomo tu amor”.

Y ahora te pones de pie y vuelves a mirar a la otra mujer (él se vuelve y avanza hacia ella hasta quedar cerca frente a frente. Se arrodilla ante ella y ella retrocede un poco mirando a la madre. Él cruza sus manos sobre su pecho y baja la cabeza).

Mírala a los ojos y dile: “estoy al servicio” (ella se arrodilla con él, frente a frente, se cogen las manos y se miran, se van acercando). Dile a ella: “lo siento, ahora realmente lo siento”.

Creo que lo tenemos (madre e hijo se abrazan).

Todo lo demás podemos imaginárnoslo. Bueno, esto fue todo. Y sí, el amor es un trabajo difícil.

HOMBRE: me veía muy pequeño con ella.

HELLINGER: quiero decir algo general acerca de la relación de pareja. Es toda una tarea, nos exigen lo último, lo máximo, no hay una relación de pareja cómoda, a través de la relación de pareja crecemos durante toda una vida, no hay final a la vista. Cada día es un nuevo desafío. Y la relación de pareja es un evento contra la muerte. La vida sólo puede continuar si hay relaciones de pareja. El futuro de la vida humana depende de las relaciones de pareja. Por eso los niños no pueden formar una relación de pareja ni aquellos que, siendo adultos, se comportan como niños. ¿Y cómo se comportan los niños? Todo el tiempo esperan conseguir algo y eso para los niños está bien. Esperan que la madre siempre esté si ellos necesitan algo. Y más adelante, muchos no aguantan que la madre dé y ellos tomen. Porque aquél que sólo espera siempre, ¿ve la grandeza de su madre?

Voy a hacer una pequeña meditación con vosotros.

Cerrad los ojos.

¿Cuál es el mayor milagro de la vida humana? No hay milagro mayor que la madre.

En la naturaleza, no hay acontecimiento mayor que el nacimiento de un niño. Y aquello que le precede.

Tampoco hay una entrega más grande al servicio de la vida. No hay nada que vaya más allá de la grandeza de la madre.

Ahora, imaginad las imágenes que tenéis de vuestra madre, ¡qué imágenes ridículas!, sin respeto alguno. Durante muchos años estuvo siempre para nosotros, siempre.

¿Lo hemos tomado?, ¿le hemos dado espacio en nuestra alma a su grandeza y a su amor?, ¿cuánto hemos tomado de nuestra vida entonces?, ¿podemos tomar algo de nuestra vida sin la mirada hacia la madre y sin la mirada hacia aquella fuerza creadora, a cuyo servicio ella se encontraba, al convertirse en nuestra madre junto con nuestro padre?

Y ahora nos imaginamos que la tomamos en toda su grandeza, y todo lo que ella hizo además aún cuando estaba débil, cuando cometió errores y también cuando nos causó dolor. ¿Qué es eso comparado a su grandeza como madre?

Y en ese sentido no hay diferencia entre las madres. En ese sentido, todas ellas son igualmente grandes. Y ahora lo tomamos en nuestro corazón, su grandeza y su amor.

Y cuánto más tomamos de ello, ¿qué ocurre con nosotros?, ¿qué ocurre con nuestra fuerza?, ¿qué ocurre con aquello que podemos hacer, lograr?, ¿de qué manera diferente y cuanto más servimos a la vida?, grande con abundancia que va más allá, que rebosa.

Y así, cuando tomamos a nuestra madre de esa manera en nuestro corazón, nos encontramos con una pareja. ¿Para qué en realidad? Al servicio de la vida. Y todo lo demás que forma parte de una relación de pareja, tiene como meta el servicio a la vida. Y si hemos tomado a nuestra madre, estamos capacitados para ello.

Y esto también vale a la inversa. Aquellos que son madres o padres, son conscientes de su grandeza al servicio de la vida. Y frente a sus hijos, permanecen siempre grandes. ¡Qué fuerza de repente! Al servicio de la vida, hacia los propios hijos. ¿Cómo están?, ¿están más felices?

Dirigiéndose al interesado: tú también estás más feliz.

HOMBRE: sí, sí, muy feliz.

HELLINGER: bueno, suerte.

Entonces aquí se trataba del éxito en la vida y en la profesión...

Una observación que hemos hecho últimamente: cuando alguien sufre fracasos, ¿en qué se basa ese fracaso? Ha perdido la relación con su madre. Entonces, nuestra relación con nuestra madre, ¿cómo es?

Si tenemos una buena relación, tenemos éxito.

Si la relación con la madre tiene algún disturbio, fracasamos. Todo depende de eso, de la relación hacia la madre, nuestra suerte o nuestra desdicha. Y eso vale por supuesto en primer plano para la relación de pareja. Allí donde ambos miembros de una pareja tienen una buena relación con la madre, es inevitable ser feliz y también que sus hijos lo sean.

Entonces, ¡hacia la madre vamos! Y luego hacia la felicidad.

extraído de http://www.insconsfa.com/

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