Los hijos no son obstáculo para el crecimiento personal ni espiritual de sus padres
noviembre 29, 2015
“En el camino espiritual, el silencio, la concentración, la meditación, son algunos de los objetivos para encontrar la realización, y aunque esas tres características parezcan completamente opuestas a la actividad infantil, LOS NIÑOS SON LOS VERDADEROS MAESTROS ESPIRITUALES, cuando miramos a través de los ojos de nuestros hijos la luz estaremos cada vez más cerca de nuestra propia evolución espiritual”
“Cualquier actividad que excluye a nuestros hijos, excluye también nuestro crecimiento. La sociedad se ha encargado de hacernos creer que para ser exitosos debemos DEJAR DE LADO A NUESTRA CRÍAS. ¿Qué clase de éxito involucra la separación? ¿Realmente nos sentimos “realizados” cuando dejamos nuestros hijos a un lado?”
La sociedad en la que vivimos que valora especialmente la producción, el dinero, lo material y desprecia la Ética del cuidado, mantiene una cruzada contra los niños y los bebés. Continuamente nos bombardean con información de que no podemos trabajar-producir lo mismo que antes, ser las mismas que antes ni realizarnos como antes. Obvio, hay otra persona en nuestra vida con necesidades más allá del mercado y que nos hace descubrir otras prioridades y cambios de brújula.
Entonces ¿los niños son realmente obstáculos para el crecimiento personal de sus padres u obstáculos para el Sistema -que quiere alejarlos desde que nacen de sus madres para que éstas sean nuevamente productivas-?
Desde Venezuela pero con reflexiones y sentimientos universales, Geraldine Zambrano desmiente a los hijos como frenos espirituales y con fotos de ella y su hija practicando el saludo al sol de yoga y amantando a la vez, nos explica que los sueños fluyen y cambian a lo largo de la vida y que detrás de esos humanos pequeñitos se esconden grandes Maestros…
LAS METAS PERSONALES Y LOS SUELOS COMPARTIDOS
Existen algunas personas que piensan que los hijos son obstáculo para lograr las metas personales, quizás tenga razón. Esas metas son objetivos que nos hemos planteado en momentos específicos a lo largo de nuestras vidas y la mayoría de esos planteamientos se hacen desconociendo la existencia e influencia de nuestros hijos en el camino.
Los sueños, en cambio, son esos anhelos que arropamos con amor. Los sueños permanecen en constante cambio, como nosotros mismos, una vez que tomamos conciencia de algo, nuestra percepción, jamás vuelve a ser la misma. Por ejemplo, mi meta personal a los 20 años es tener un trabajo fijo, con buen sueldo en una reconocida empresa, 5 años después de conocer varias empresas, me deshago de la idea de ser un subordinado de mi jefe. ¿Esto significa que no cumpliré mi meta personal o que ya no vale la pena?.
Entonces, la meta sufre una transformación y se va a convirtiendo en una receta, una receta de felicidad. Al principio era solo una receta de satisfacción, una vez cumplida, se prueba y pronto se acaba la delicia. La receta transformada es diferente, está hecha a base de cambios, cada vez que surge un cambio, se va transformando.
Claro que si, mis hijos son un obstáculo en esas metas que me tracé cuando tenía 15, en mis planes no estaban, porque mis hijos serían, en unos años, el ingrediente principal de la receta de la felicidad, la receta que compone “los sueños”.
Los hijos nos sumergen en un nuevo mundo, su mundo, nos otorgan el papel de acompañarlos como personaje principal de su obra, vaya actuación!
A veces nos cuesta un poco canalizar ese personaje por los miedos que hemos creado. En el camino espiritual, el silencio, la concentración, la meditación, son algunos de los objetivos para encontrar la realización, y, aunque esas tres características parezcan completamente opuestas a la actividad infantil, los niños son los verdaderos maestros espirituales, cuando miramos a través de los ojos de nuestros hijos la luz estaremos cada vez más cerca de nuestra propia evolución espiritual.
Cualquier actividad que excluye a nuestros hijos, excluye también nuestro crecimiento. La sociedad se ha encargado de hacernos creer que para ser exitosos debemos dejar a un lado nuestras crías. ¿Qué clase de éxito involucra la separación? ¿Realmente nos sentimos “realizados” cuando dejamos nuestros hijos a un lado?.
Nuestros hijos, nuestro complemento. En la unión esta la fuerza. Lo que incluye a nuestros hijos, implica un desarrollo directo para nosotros, por lo tanto, lo que nos separa, un atraso impostergable para vivir plenamente nuestros sueños… porque ellos son el ingrediente principal.
Extraído de http://www.elblogalternativo.com/
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