Niños Índigos 1era. Parte
noviembre 01, 2013
Desde hace un
tiempo, se empezó a hablar de los Niños Índigo, o también llamados Niños de las
Estrellas, en diferentes países, en diferentes continentes a la vez y este
interés se expandió, se difundió a través de todas las corrientes denominadas
“Nueva Era”.
A mi consulta, llegan muchos papás y mamás los cuales presentan muchas dudas,
algunos se sienten desorientados respecto a ciertas conductas o comportamientos que presenta su hijo, que
de alguna manera dificultan la convivencia entre ellos y otros. En general muchos no saben que hacer con
estos niños ni con ellos ya que se encuentran ante el fracaso y la no solución de las diferentes
situaciones, asimismo se encuentra con un sistema educativo que no se adapta a
las necesidades de estos niños.
¿Qué es un niño índigo? Es un niño que tiene y expresa la frecuencia
índigo ¿Y qué es la frecuencia índigo? Es la vibración del chakra del entrecejo,
usualmente conocido como nuestro tercer ojo. ¿Y qué es un chakra? Según la
medicina tradicional china, que es la medicina más milenaria, nuestro cuerpo
está formado por energía eléctrica y energía magnética. Los chakras son
vórtices de energía, ubicados en la línea media de nuestro cuerpo. A través de
los cuales el ser humano intercambia energía con el medio, la energía fluye
hacia adentro y hacia fuera del chakra, conectándonos con lo que nos
rodea. Este sistema de chakras es el
sistema de vórtices energéticos en el que se basa la acupuntura, la
digitopuntura, la kinesiología, etc. Tenemos siete vórtices energéticos, para
este sistema. Si cada uno se tradujese en longitud de onda de luz en relación a
un color, daría un color determinado dentro del espectro de la misma gama que
el arco iris. ¿Por qué no se ven? No los vemos porque están formados por la
partícula más pequeña que existe: el electrón, y este no es visible ante la
mirada del ojo ordinario, si lo pueden ver aquellos que tienen visión aural o
son videntes. Si tradujésemos en color el chakra del entrecejo, que unifica las
cualidades del hemisferio derecho y del hemisferio izquierdo, veríamos que tiene
el color índigo, azul cobalto. Los llamados “niños índigo” nacen ya con este
chakra, con este vórtice energético y por ende las cualidades de ambos
hemisferios cerebrales más desarrolladas de lo normal.
Todos tenemos la posibilidad de desarrollar estos
aspectos que implican la unificación de ambos hemisferios cerebrales. Como
sabemos el hemisferio izquierdo posee la cualidad de ser más racional,
intelectual, en cambio el derecho posee
las cualidades atemporales, intuitivas, conscientes de realidades más allá de
lo que ven nuestros ojos o tocan nuestras manos o perciben nuestros demás
sentidos. Estas capacidades integradas son las que tenemos potencialmente todo
ser humano y están en forma latente. Hay
cuestiones que la mente racional rechaza pensamos que sólo existe lo que
vemos y tocamos. En cambio El niño
índigo, el adolescente índigo o el adulto índigo, le es completamente normal y
natural el saberse de otros planos, de otros planetas, saberse en contacto con
seres de la naturaleza como las hadas, amigos imaginarios, etc. Este tipo de información, para ellos es tan
natural, que en algunos padres,
familiares, profesionales relacionados con la salud y educación, pueden
causarles miedo, pueden sentirse
desorientados. Frente a estas
situaciones muchos al no estar informados al respeto buscan en su lugar “normalizarlos”.
La idea es no
aterrorizarnos frente a las conductas que estos niños puedan presentar ni
tampoco intentar normalizarles
poniéndoles normas o medicándoles cuando no le es necesario: intentemos informarnos,
intentemos averiguar qué más hay más allá de un diagnóstico médico que dice:
“su niño es hiperactivo, su niño tiene Síndrome de Déficit de Atención, su niño
no encaja, su niño es un problema”… ¿Nos conformamos con eso y le damos el
Ritalín o demás medicamentos?
Muchos
profesionales nos explican que el tema de la medicación es algo que lo tenemos
que tomar con seriedad tanto cada padre, cada educadora, cada educador, cada
psicólogo, cada médico, porque dándoles medicación llamada “droga legal” a
nuestros hijos si son índigo, sólo conseguimos atrofiarles sus capacidades
glandulares de secreción hormonal tanto del hipotálamo como de la hipófisis y
la pituitaria; es decir, de las glándulas que sirven para todo lo relacionado
con el intelecto pero también para todo lo relacionado con la creatividad, con
la intuición, con la sabiduría del corazón.
Tenemos que
recordar que a nosotros nos educaron con normas de supervivencia, o sea que
fuimos educados para que tuviéramos seguridad, que nos procurásemos por una
carrera o profesión segura y que tuviéramos cubiertas nuestras necesidades
materiales. Nos trataban como lo que éramos en esa época: niños sin derecho a
opinar sobre cosas de adultos, niños a los que se tenia que educar para que
siguieran un engranaje de normas socioculturales: esto quiere decir que nos
normalizaban. En cambio la frecuencia
índigo no responde a estas “normas” nos están mostrando, indicando que hay que
encontrar un nuevo camino para criarlos,
educarlos. De ahí que sus conductas en muchas oportunidades son en
desafío a las autoridades, no se sienten a gusto con las miradas y acciones
adultocentristas. Pasan desafiando a los
sistemas, lo cuestionan, se rebelan en
contra, no creen en esas normas de supervivencia y menos en aquellas normas sin
sentido, no permiten el maltrato, ni que
les digan como hacer las cosas.
Tienen más
energía de lo normal, esto hace que se los pueda sentir como impacientes, su mente es más vertiginosa y
ágil que la de la mayoría de las personas, por lo tanto se aburren con mucha
facilidad. Necesitan moverse, investigar y descubrir por ellos mismos. Aunque
los juzgan como hiperactivos, no lo son ya que lo que cuando les importa ole
atraen algo esto logra captar su atención por largos periodos de tiempo. Y esta
es una de las grandes diferencias que hay entre un hiperactivo y un índigo.
Como padres,
educadores, profesionales varios, nos preguntamos que hacemos frente a estas
situaciones como podemos resolverlas. Lo que siempre marco es que si a nuestra
vida llega por algún motivo un ser con estas características, cualidades. Es
porque contamos con el saber para resolverlo aunque parezca que no, nada sucede
por casualidad. El tema es que estamos tan alienados a que siempre va a ver un
método, un manual, una forma el “para todos lo mismo” que será eficaz. Y
justamente lo que nos viene a mostrar y a enseñar el Índigo es todo lo
contrario. Por eso para estos niños lo que tenemos que hacer es a trabajar, es un
hacer continuo, nos invita a una contante búsqueda tanto interna o como
externa.
Una de nuestras
primeras acciones como padres una vez informados al respecto, es buscar bien la
escuela, colegio. Tenemos que saber que un niño índigo necesita atención
constate, de ahí que las escuelas o lugares masificados para este tipo de
personalidad no va andar, hay que saber
como estimularlo constantemente. La única vía para que estos niños desarrollen
su potencial es a través de la creatividad. Sabemos que el sistema educativo
existe para nuestro bien, para bien de nuestros niños y por ende para la
sociedad, pero para estos niños sus métodos tradicionales de educación no
funcionan, no se adaptan a ellos. De aquí que los niños necesitan de un método
que se adapte a él y no al revés como usualmente hacemos, “nosotros nos tenemos
que adaptar a nuestra casa cuando recién llegamos siendo bebes, adaptarnos
nosotros a la escuela, adaptarnos nosotros al trabajo, etc.” los índigos
necesitan un método que se adapte a ellos, de ahí que nos lleva a esta
constante búsqueda de herramientas. Si
contamos con la posibilidad de llevarlos a un colegio a un colegio Montessori,
a un colegio Waldorf, a un colegio especial que no esté masificado es bárbaro,
ya que podrán recibir la atención que necesitan. Si no lo es debemos encontrar
educadores o centros donde las personas que forman parte tengan como vocación
el amor a los niños y el amor a la enseñanza,
que sepan que tienen niños índigo
en sus aulas. Porque si esto no así
difícilmente estos niños puedan ser sostenidos por lugares o personas
que no tengan vocación. De aquí que se necesita de personas comprometidas con
la labor de la educación para sostener, atender y comprender a estos niños.
Tenemos que ser creativos para seguir dentro del sistema, no podemos luchar
contra él, pero incrementando nuestro ingenio, haciendo lo posible para
implícanos nosotros como papás en la educación podemos salir adelante.
“Un índigo que haya podido expresar sus
cualidades y sus potencialidades, que haya podido expresarse desde la
creatividad y que haya podido descubrir qué es lo que le apasiona en la vida,
será un profesional totalmente terapeuta. Porque el índigo es terapeuta: viene
a sanar esta sociedad. Si un niño índigo se apasiona por hacer panes, pasteles,
galletas, cualquier profesión que elija, sea mecánico, sea médico, sea abogado,
sea arquitecto, sea terapeuta holístico, sea cineasta, sea escritor, si hace lo
que le apasiona (y sólo lo puede descubrir si se le permite ser creativo con su
aprendizaje), si descubre lo que le apasiona, se dedique a lo que se dedique en
la vida, tendremos y recibiremos un amor, un nivel de consciencia que en estos
momentos no tenemos como deberíamos y merecemos tener. La mayoría de los
profesionales de nuestra sociedad, de cualquier sector, trabaja por dinero. La
mayoría, no todos. Cuando podemos unificar remuneración, profesión y vocación
es un regalo. Y quien ama su profesión lo sabe. Esto es lo que se pretende con
los niños índigo: que a todos los niveles, cuando sean adultos, en cualquier
sector de la sociedad en el que trabajen, donde se realicen profesionalmente,
lo hagan a través de aquello que les apasiona y no que se les haya impuesto.
Pero para ello, desde la base necesitan saberse queridos, apoyados,
comprendidos y con un sistema de enseñanza y aprendizaje que se adapte a ellos
y no al contrario.”[1]
[1]
Niños índigo y cristal. Preguntas y respuestas llinares, Nina y Rocha, Oswaldo
Sánchez, Mario. Ed. Kier, Argentina, 2003.
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