Uso y Abuso de transporte horizontal en los bebés. Portabebés una práctica preventiva..
mayo 22, 2013
Plagiocefalia postural: un problema cada vez más común
En los últimos años, se ha producido un aumento considerable de los casos de plagiocefalia postural, o deformación del cráneo debido a la postura. ¿La mejor prevención? Más tiempo en brazos.
“Berta tiene ahora 5 meses, y empezamos a sospechar que algo pasaba cuando tenía alrededor de dos meses”, nos cuenta su madre, Marina. “Mi hija –prosigue– nació por cesárea, ya que venía en mala posición. Todo fue bien, nació sin plagiocefalia. Cuando tenía unos dos meses empezamos a notar algo, aunque no teníamos ninguna información sobre este problema. Era una bebita muy dormilona, y tal y como nos habían recomendado los pediatras para evitar la muerte súbita, la poníamos a dormir boca arriba. Y, poco a poco, su cabecita se fue deformando sin que nos diéramos cuenta.”
En 1992, la Academia Americana de Pediatría lanzó la campaña Back to Sleep para la prevención de la muerte súbita del lactante, con la recomendación de poner a los bebés a dormir tumbados boca arriba. Esta recomendación ha resultado eficaz para la prevención de la muerte súbita, que se ha reducido en un 40%. Pero, como consecuencia negativa, ha generado un aumento considerable de los casos de plagiocefalia postural, o deformación del cráneo debido a la postura.
Casos como el de la pequeña Berta son cada vez más frecuentes en nuestro entorno, y llegan a desbordar algunos servicios hospitalarios. El Dr. Josep María Costa, jefe del servicio de Neurocirugía Infantil del Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona, señala que “desde hace 3 años el número de solicitudes de consultas en nuestro centro por deformidades de cráneo de los bebés ha crecido de forma exponencial”. “Hace 25 años, cuando los bebes dormían boca abajo, la plagiocefalia postural era vista en raras ocasiones en los bebés (1 de cada 300 nacimientos) y solo con fisioterapia se solucionaban la mayor parte de los casos”. Hoy, se estima que afecta al menos a un 10% de los bebés menores de seis meses. Si comparamos con años atrás, se ha pasado de 1 de cada 300 a por lo menos 30 de cada 300.
La plagiocefalia postural se suele iniciar en el primer trimestre de vida, cuando el bebé aún no ha adquirido el control de la cabeza y permanece colocado continuamente en la misma posición, sin medidas preventivas. A partir del tercer o cuatro mes, el bebé inicia el control de la cabeza, y luego del tronco, con lo que puede cambiar de posición por sí mismo y evitar la presión continuada sobre su cabeza. Luego empieza a ser capaz de ponerse de pie y a caminar (bipedestración y deambulación), de manera que cada vez pasa menos tiempo apoyando la cabeza y la deformidad se detiene o mejora. El Dr. Josep Maria Costa apunta que “los niños, después de los 4 meses, ya controlan y mueven activamente su cabeza y hacen su propia profilaxis. Si llegados a este punto la deformidad es notable, difícilmente se corregirá. Hay que evitar a toda costa que los niños lleguen a los 6 meses con una deformidad superior a 10 mm. Ello se consigue informando correctamente a los padres por el pediatra y evaluando la eficacia de las medidas de prevención.”
Un problema que se puede prevenir
Algunas circunstancias relacionadas con la gestación y con el nacimiento favorecen la aparición de esta deformidad. Antes del nacimiento, un espacio intrauterino reducido puede motivar una presión mayor en determinadas zonas de la cabecita del bebé. En ocasiones, esta es la causa de malformación en bebés que vienen de nalgas, en gestaciones múltiples, o cuando existen tumoraciones uterinas (miomas). Es difícil, por no decir imposible, prevenir estas causas, pero sí que puede ser útil saber que los bebés gestados en estas circunstancias pueden ser más sensibles al desarrollo de una plagiocefalia y que por lo tanto las medidas de prevención son especialmente importantes en estos niños.
Otras circunstancias que favorecen la plagiocefalia están relacionadas con el nacimiento. El cráneo del bebé está formado por placas óseas con estructuras fibrosas entre las mismas; así resulta moldeable y puede adaptarse para pasar por el canal de parto. Un período expulsivo muy prolongado o un parto instrumental (ventosa, fórceps) pueden crear fuerzas que moldeen el blando y flexible cráneo del bebé, o generar una tortícolis congénita que haga que el bebé fije la cabeza siempre en una misma postura y se apoye continuamente del mismo lado. Los bebés prematuros tienen mayor riesgo de deformación, tanto durante el nacimiento como durante las primeras semanas de vida, ya que su estructura ósea es más frágil y delgada que la de los recién nacidos a término.
Saber esto puede proporcionar herramientas de prevención desde antes del nacimiento. Prevenir la prematuridad, entre otras muchas complicaciones ligadas a ella, es prevenir la plagiocefalia. Evitar un parto instrumental o una cesárea (donde con frecuencia también se necesita instrumentación), optando por un parto fisiológico que reducirá las posibilidades de intervención, también puede contribuir, entre otros beneficios, a prevenir la plagiocefalia.
En condiciones fisiológicas, la cabeza del bebé adquiere mayor simetría y proporción en las semanas siguientes al nacimiento, durante la fase en brazos, cuando las fuerzas a las que se adaptó para nacer ya no están presentes. Pero, ¿qué ocurre si, después de nacer, el bebé permanece la mayor parte del tiempo en una misma postura, tumbado boca arriba, o si apenas se le toma en brazos?
En nuestro entorno, muchos bebés pasan la mayor tiempo en cunas, asientos de auto o cochecitos, es decir, tumbados sobre superficies planas y generalmente bastante rígidas, que ejercen una presión continua sobre la parte de atrás de su cabecita. Para el Dr. Costa, “la plagiocefalia postural, como su nombre indica, NO es una enfermedad, es un problema ocasionado por los hábitos posturales impuestos a los bebes de hoy”. Este experto en deformidades craneales no tiene dudas al respecto: “La postura diurna de llevar a los bebes en cochecitos estirados y el menor tiempo que se sostiene en brazos a los niños, por ausencia de abuelas y ocupaciones de los padres en la sociedad actual, favorecen el decúbito del craneo, el mal apoyo, e incrementan la estadística de deformidad craneal. Nuestra cultura y hábitos modifican sin duda la biología corporal.”
Más tiempo en brazos
Para prevenir el desarrollo de una plagiocefalia postural, la clave es reducir al máximo el tiempo que el bebé pasa tumbado en la misma posición. A veces, nadie explica a madres y padres que no es lo mismo “dormir boca arriba” y pasar todo el tiempo tumbado boca arriba. Para matizar esto, los especialistas recomiendan que el bebé esté “dormido boca arriba, despierto boca abajo”.
No obstante, a la mayoría de los bebés de pocos meses no les gusta estar tumbados boca abajo, ya que en esa posición apenas tienen posibilidad de ver su entorno (o no ven nada en absoluto, si aún no tienen buen control de la cabeza) ni tampoco pueden moverse demasiado hasta que han adquirido la capacidad de voltearse por sí solos. Algunos padres reciben instrucciones para colocar a su bebé boca abajo mientras está despierto (el Tummy Time, o “tiempo boca abajo”), pero se sienten desalentados si su bebé rechaza esta postura. Más que forzar al bebé a mantenerse en una posición que le resulta incómoda, el “tiempo en brazos” puede ser una de las formas más eficaces y satisfactorias de prevención, seguramente la más gratificante tanto para el bebé como para los padres, ya que los brazos son el hábitat natural del bebé hasta que es capaz de desplazarse por sí mismo.
Para el Dr. Josep Maria Costa, “la plagiocefalia postural es absolutamente prevenible ya que no es una enfermedad. La corrección precoz de la postura de apoyo desde que se aprecia la deformidad colocando de día al bebe boca abajo (Tummy Time), usar para dormir cojines que redistribuyan las fuerzas de apoyo de la cabeza y otras estrategias como la rehabilitación de cuello si hay torticolis, transporte de los bebes con canguros etc. que explicadas a los padres y dirigidas por el pediatra evitarían en la mayoría de los casos que la deformidad progresara hasta el extremo de necesitar una ortesis por falta de medidas de prevención. Desde el inicio del problema y mientras el bebe no modifica la postura en que se le deja son fundamentales estas medidas.”
La plagiocefalia puede corregirse, en caso necesario, mediante ortesis craneal, un casco ortopédico especial. Las ortesis craneales son cada vez más comunes, debido a la alta y creciente incidencia de estas anomalías, a la mayor sensibilización de los padres que demandan soluciones a este problema y al hecho de que la administración sanitaria contempla el pago desde hace unos meses de las ortesis craneales que se prescriben en aquellos casos que lo precisen. No obstante, las ortesis se hallan rodeadas de cierta polémica ya que en ocasiones podrían estarse aplicando a niños para los que no son indispensables. Para el Dr. Josep Maria Costa la clave, más que confiar en la solución ortopédica, es apostar por la prevención: “¿Son malas las ortesis? No, pero sí evitables, ya que la tendencia natural de una deformidad postural que no es una enfermedad, con las medidas de profilaxis adecuadas y a tiempo, es hacia una solución sin tratamiento ortésico.” En otras palabras: con una adecuada prevención, la mayor parte de las ortesis craneales se podrían evitar.
Agradecimientos
Agradecemos la colaboración del Dr. Josep María Costa, jefe del servicio de Neurocirugía Infantil del Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona, en la redacción y revisión de este artículo.
Más información
Recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría: http://www.aeped.es/gepmsl/plagiocefalia.htm
Infocefalia: http://www.infocefalia.com
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Publicación: 23/09/2009
© Todos los derechos reservados. Este documento no puede ser reproducido, total o parcialmente, sin autorización expresa de Crianza Natural y, en su caso, de los autores y traductores.
En los últimos años, se ha producido un aumento considerable de los casos de plagiocefalia postural, o deformación del cráneo debido a la postura. ¿La mejor prevención? Más tiempo en brazos.
“Berta tiene ahora 5 meses, y empezamos a sospechar que algo pasaba cuando tenía alrededor de dos meses”, nos cuenta su madre, Marina. “Mi hija –prosigue– nació por cesárea, ya que venía en mala posición. Todo fue bien, nació sin plagiocefalia. Cuando tenía unos dos meses empezamos a notar algo, aunque no teníamos ninguna información sobre este problema. Era una bebita muy dormilona, y tal y como nos habían recomendado los pediatras para evitar la muerte súbita, la poníamos a dormir boca arriba. Y, poco a poco, su cabecita se fue deformando sin que nos diéramos cuenta.”
En 1992, la Academia Americana de Pediatría lanzó la campaña Back to Sleep para la prevención de la muerte súbita del lactante, con la recomendación de poner a los bebés a dormir tumbados boca arriba. Esta recomendación ha resultado eficaz para la prevención de la muerte súbita, que se ha reducido en un 40%. Pero, como consecuencia negativa, ha generado un aumento considerable de los casos de plagiocefalia postural, o deformación del cráneo debido a la postura.
Casos como el de la pequeña Berta son cada vez más frecuentes en nuestro entorno, y llegan a desbordar algunos servicios hospitalarios. El Dr. Josep María Costa, jefe del servicio de Neurocirugía Infantil del Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona, señala que “desde hace 3 años el número de solicitudes de consultas en nuestro centro por deformidades de cráneo de los bebés ha crecido de forma exponencial”. “Hace 25 años, cuando los bebes dormían boca abajo, la plagiocefalia postural era vista en raras ocasiones en los bebés (1 de cada 300 nacimientos) y solo con fisioterapia se solucionaban la mayor parte de los casos”. Hoy, se estima que afecta al menos a un 10% de los bebés menores de seis meses. Si comparamos con años atrás, se ha pasado de 1 de cada 300 a por lo menos 30 de cada 300.
La plagiocefalia postural se suele iniciar en el primer trimestre de vida, cuando el bebé aún no ha adquirido el control de la cabeza y permanece colocado continuamente en la misma posición, sin medidas preventivas. A partir del tercer o cuatro mes, el bebé inicia el control de la cabeza, y luego del tronco, con lo que puede cambiar de posición por sí mismo y evitar la presión continuada sobre su cabeza. Luego empieza a ser capaz de ponerse de pie y a caminar (bipedestración y deambulación), de manera que cada vez pasa menos tiempo apoyando la cabeza y la deformidad se detiene o mejora. El Dr. Josep Maria Costa apunta que “los niños, después de los 4 meses, ya controlan y mueven activamente su cabeza y hacen su propia profilaxis. Si llegados a este punto la deformidad es notable, difícilmente se corregirá. Hay que evitar a toda costa que los niños lleguen a los 6 meses con una deformidad superior a 10 mm. Ello se consigue informando correctamente a los padres por el pediatra y evaluando la eficacia de las medidas de prevención.”
Un problema que se puede prevenir
Algunas circunstancias relacionadas con la gestación y con el nacimiento favorecen la aparición de esta deformidad. Antes del nacimiento, un espacio intrauterino reducido puede motivar una presión mayor en determinadas zonas de la cabecita del bebé. En ocasiones, esta es la causa de malformación en bebés que vienen de nalgas, en gestaciones múltiples, o cuando existen tumoraciones uterinas (miomas). Es difícil, por no decir imposible, prevenir estas causas, pero sí que puede ser útil saber que los bebés gestados en estas circunstancias pueden ser más sensibles al desarrollo de una plagiocefalia y que por lo tanto las medidas de prevención son especialmente importantes en estos niños.
Otras circunstancias que favorecen la plagiocefalia están relacionadas con el nacimiento. El cráneo del bebé está formado por placas óseas con estructuras fibrosas entre las mismas; así resulta moldeable y puede adaptarse para pasar por el canal de parto. Un período expulsivo muy prolongado o un parto instrumental (ventosa, fórceps) pueden crear fuerzas que moldeen el blando y flexible cráneo del bebé, o generar una tortícolis congénita que haga que el bebé fije la cabeza siempre en una misma postura y se apoye continuamente del mismo lado. Los bebés prematuros tienen mayor riesgo de deformación, tanto durante el nacimiento como durante las primeras semanas de vida, ya que su estructura ósea es más frágil y delgada que la de los recién nacidos a término.
Saber esto puede proporcionar herramientas de prevención desde antes del nacimiento. Prevenir la prematuridad, entre otras muchas complicaciones ligadas a ella, es prevenir la plagiocefalia. Evitar un parto instrumental o una cesárea (donde con frecuencia también se necesita instrumentación), optando por un parto fisiológico que reducirá las posibilidades de intervención, también puede contribuir, entre otros beneficios, a prevenir la plagiocefalia.
En condiciones fisiológicas, la cabeza del bebé adquiere mayor simetría y proporción en las semanas siguientes al nacimiento, durante la fase en brazos, cuando las fuerzas a las que se adaptó para nacer ya no están presentes. Pero, ¿qué ocurre si, después de nacer, el bebé permanece la mayor parte del tiempo en una misma postura, tumbado boca arriba, o si apenas se le toma en brazos?
En nuestro entorno, muchos bebés pasan la mayor tiempo en cunas, asientos de auto o cochecitos, es decir, tumbados sobre superficies planas y generalmente bastante rígidas, que ejercen una presión continua sobre la parte de atrás de su cabecita. Para el Dr. Costa, “la plagiocefalia postural, como su nombre indica, NO es una enfermedad, es un problema ocasionado por los hábitos posturales impuestos a los bebes de hoy”. Este experto en deformidades craneales no tiene dudas al respecto: “La postura diurna de llevar a los bebes en cochecitos estirados y el menor tiempo que se sostiene en brazos a los niños, por ausencia de abuelas y ocupaciones de los padres en la sociedad actual, favorecen el decúbito del craneo, el mal apoyo, e incrementan la estadística de deformidad craneal. Nuestra cultura y hábitos modifican sin duda la biología corporal.”
Más tiempo en brazos
Para prevenir el desarrollo de una plagiocefalia postural, la clave es reducir al máximo el tiempo que el bebé pasa tumbado en la misma posición. A veces, nadie explica a madres y padres que no es lo mismo “dormir boca arriba” y pasar todo el tiempo tumbado boca arriba. Para matizar esto, los especialistas recomiendan que el bebé esté “dormido boca arriba, despierto boca abajo”.
No obstante, a la mayoría de los bebés de pocos meses no les gusta estar tumbados boca abajo, ya que en esa posición apenas tienen posibilidad de ver su entorno (o no ven nada en absoluto, si aún no tienen buen control de la cabeza) ni tampoco pueden moverse demasiado hasta que han adquirido la capacidad de voltearse por sí solos. Algunos padres reciben instrucciones para colocar a su bebé boca abajo mientras está despierto (el Tummy Time, o “tiempo boca abajo”), pero se sienten desalentados si su bebé rechaza esta postura. Más que forzar al bebé a mantenerse en una posición que le resulta incómoda, el “tiempo en brazos” puede ser una de las formas más eficaces y satisfactorias de prevención, seguramente la más gratificante tanto para el bebé como para los padres, ya que los brazos son el hábitat natural del bebé hasta que es capaz de desplazarse por sí mismo.
Para el Dr. Josep Maria Costa, “la plagiocefalia postural es absolutamente prevenible ya que no es una enfermedad. La corrección precoz de la postura de apoyo desde que se aprecia la deformidad colocando de día al bebe boca abajo (Tummy Time), usar para dormir cojines que redistribuyan las fuerzas de apoyo de la cabeza y otras estrategias como la rehabilitación de cuello si hay torticolis, transporte de los bebes con canguros etc. que explicadas a los padres y dirigidas por el pediatra evitarían en la mayoría de los casos que la deformidad progresara hasta el extremo de necesitar una ortesis por falta de medidas de prevención. Desde el inicio del problema y mientras el bebe no modifica la postura en que se le deja son fundamentales estas medidas.”
La plagiocefalia puede corregirse, en caso necesario, mediante ortesis craneal, un casco ortopédico especial. Las ortesis craneales son cada vez más comunes, debido a la alta y creciente incidencia de estas anomalías, a la mayor sensibilización de los padres que demandan soluciones a este problema y al hecho de que la administración sanitaria contempla el pago desde hace unos meses de las ortesis craneales que se prescriben en aquellos casos que lo precisen. No obstante, las ortesis se hallan rodeadas de cierta polémica ya que en ocasiones podrían estarse aplicando a niños para los que no son indispensables. Para el Dr. Josep Maria Costa la clave, más que confiar en la solución ortopédica, es apostar por la prevención: “¿Son malas las ortesis? No, pero sí evitables, ya que la tendencia natural de una deformidad postural que no es una enfermedad, con las medidas de profilaxis adecuadas y a tiempo, es hacia una solución sin tratamiento ortésico.” En otras palabras: con una adecuada prevención, la mayor parte de las ortesis craneales se podrían evitar.
Agradecimientos
Agradecemos la colaboración del Dr. Josep María Costa, jefe del servicio de Neurocirugía Infantil del Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona, en la redacción y revisión de este artículo.
Más información
Recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría: http://www.aeped.es/gepmsl/plagiocefalia.htm
Infocefalia: http://www.infocefalia.com
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Publicación: 23/09/2009
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