Ir al contenido principal

Los Padres Como Ingenieros Genéticos



Sin duda habrás escuchado ese atractivo argumento que asegura que una vez que los padres les transmiten los genes a su descendencia pasan a un segundo plano en las vidas de sus hijos, lo único que tienen que hacer es evitar abusar de sus hijos, alimentados y vestidos y esperar a ver hasta dónde les lleva la programación genética. Esta idea permite que los padres continúen con su sus vida tal y como era antes de tener hijos: pueden dejar a sus hijos sin problemas en las guarderías o en manos de niñeras. Es una idea de lo más atractiva para los padres ocupados o para los perezosos. También resulta atractiva para los padres como yo, que tenemos hijos biológicos con personalidades radicalmente diferentes. Solía pensar que mis hijas son distintas porque habían heredado genes diferentes en el momento de la concepción: una selección aleatoria en la que ni su madre ni yo tomamos parte. Después de todo, creía yo, habían crecido en el mismo entorno (medio), así que la causa de sus diferencias debía de estar en su naturaleza (en sus genes). Ahora sé que la realidad es muy distinta. Las ciencias vanguardistas confirman lo que las madres y los padres bien informados han sabido siempre: que los padres sí importan, por mucho que algunos superventas traten de convencernos de lo contrario. Para citar al doctor Thomas Verny, un pionero en el campo de la psiquiatría pre y perinatal: «Los descubrimientos expuestos en la literatura elaborada por expertos a lo largo de décadas establecen más allá de toda duda que los padres ejercen una influencia abrumadora sobre las atributos físicos y mentales de los hijos durante su desarrollo». (Verny y Kelly, 1981.) y esa influencia comienza, según Verny, no tras el nacimiento de los niños, sino antes de que los niños nazcan. Cuando, en 1981, Verny propuso por primera vez la idea de que la influencia de los padres se extendía incluso hasta el periodo de embarazo en su libro La vida secreta del niño antes de nacer, las pruebas científicas no habían hecho más que comenzar con los preliminares y los «expertos» en la materia se mostraron escépticos. Puesto que los científicos creían que el cerebro humano no era funcional hasta después del nacimiento, se asumía que los fetos y los bebés no tenían memoria y no sentían dolor. Después de todo, fue Freud quien acuñó el término «amnesia infantil» ya que la mayoría no recordamos nada de lo ocurrido antes de los tres o cuatro años. No obstante, los experimentos psicológicos y neurocientíficos han derrocado el mito de que los fetos no pueden recordar (ni aprender, ya que  estamos) y, por tanto, también la idea de que los padres son simples espectadores del desarrollo de sus hijos. El sistema nervioso del feto y del bebé en desarrollo posee un amplio repertorio de capacidades sensoriales y de aprendizaje, y una especie de memoria que los neurocientíficos denominan «memoria implícita». Otro de los pioneros en la psicología pre y perinatal, David Chamberlain, escribió en su libro La mente del bebé recién nacido: una nueva dimensión de la conciencia humana a través de la experiencia del nacimiento: «La verdad es que muchas de las creencias que albergábamos sobre los bebés son falsas. No son seres sencillos, sino complejas criaturas sin edad con una asombrosa cantidad de pensamientos». (Chamberlain,1998.) Estas complejas y diminutas criaturas tienen una vida prenatal en el útero que influye profundamente en la salud y el comportamiento que tendrán a lo largo de su vida. El doctor Peter W. Nathanielsz en su libro Life in the Womb: The Origin of Health and Disease escribió: «La calidad de la vida en el útero, nuestro hogar temporal antes de nacer, establece nuestra susceptibilidad a las enfermedades coronarias, a los infartos, a la diabetes, a la obesidad y a otras muchas enfermedades durante la vida posterior». De un tiempo a esta parte se ha relacionado un número aún mayor de trastornos crónicos de la edad adulta, tales como la osteoporosis, los trastornos de humor y la psicosis, coh las condiciones padecidas durante el desarrollo pre y perinatal (Gluckman y Hanson, 2004). Reconocer el papel que juega el entorno prenatal en el desarrollo de las enfermedades nos obliga a re considerar el determinismo genético. Nathanielsz escribió: «Cada vez son más las pruebas que demuestran que las condiciones del útero tienen tanta importancia como los genes a la hora de determinar cuál será el desarrollo mental y físico durante la vida. Miopía genética es el término que mejor describe la extendida idea actual de que nuestra salud y nuestro destino están regulados únicamente por los genes ... A diferencia del fatalismo relativo de la miopía genética, la comprensión de los mecanismos que subyacen tras la programación establecida por la calidad de vida en el útero, nos permite mejorar los primeros pasos en la vida de nuestros hijos y de los hijos de sus hijos». Los mecanismos de «programación» a los que Nathanielsz hace referencia son los mecanismos epigenéticos que ya he explicado, los mecanismos mediante los que los estímulos del entorno regulan la actividad génica. Tal y como asegura Nathanielsz, los padres pueden mejorar el entorno prenatal. Y al hacerla, actúan con sus hijos como ingenieros genéticos. La idea de que los padres pueden transmitir los cambios hereditarios a sus hijos es, desde luego, un concepto lamarckiano que entra en conflicto con el darwinismo. Nathanielsz es uno de los científicos lo bastante valiente como para salir en defensa de Lamarck: « ... La transmisión transgeneracional de las características no-genéticas existe. Lamarck tenía razón, aunque la transmisión transgeneracional de los caracteres adquiridos tiene lugar mediante mecanismos que eran desconocidos en su época». La respuesta de los individuos a las condiciones del ambiente que perciben sus madres antes del nacimiento les permite optimizar su desarrollo genético y fisiológico mientras se adaptan al ambiente previsto. La propia plasticidad epigenética del desarrollo humano puede tener malos resultados y conducir a todo un despliegue de enfermedades crónicas que se manifestarán en la edad adulta si un individuo sufre una nutrición insuficiente y circunstancias adversas en su entorno durante los periodos fetal y neonatal de su desarrollo (Bateson, et al., 2004). Las mismas influencias epigenéticas continúan tras el nacimiento del niño, ya que los padres siguen influyendo sobre el medio en el que se desarrollan sus hijos. Debo destacar un estudio especialmente fascinante que recalca la importancia de un buen ejercicio de la paternidad en el desarrollo del cerebro. El doctor Daniel J. Siegel en su libro The Developing Mind escribió: «Para el cerebro en crecimiento de un niño pequeño, el mundo social proporciona las más importantes experiencias que van a influir sobre la expresión de los genes, lo que a su vez determinará cómo se unen las neuronas entre sí para crear las rutas neuronales que darán origen a la actividad mental». En otras palabras, los niños necesitan un ambiente favorable para activar los genes que les proporcionarán un desarrollo cerebral saludable. Los padres, según revelan los últimos estudios científicos, continúan actuando como ingenieros genéticos después incluso del nacimiento de su hijo.

Bruce H. Lipton, Biología de las Creencias 

Entradas populares de este blog

Sesiones Live ~ Diseña tu Vida

  Hola a todos! Hoy quiero compartir con ustedes una actualización de mi nuevo proyecto Sesiones en Vivo ‘Diseña tu Vida’ , un espacio donde invitamos a diversos expertos a participar en sesiones en vivo para conversar sobre temas relacionados con el bienestar, el desarrollo personal y mucho más. Cada encuentro tiene como objetivo brindarnos herramientas y reflexiones que nos ayuden a rediseñar nuestra vida de una forma más auténtica y plena. ¿Qué son las Sesiones en Vivo? En ‘Diseña tu Vida’ , cada sesión es una oportunidad para profundizar en temas que nos afectan a todos, como espiritualidad , bienestar emocional , emprendimiento , y relaciones personales . A través de conversaciones con expertos, buscamos compartir sabiduría, consejos prácticos y experiencias que nos ayuden a tomar decisiones más conscientes y a vivir de manera más alineada con nuestra esencia. Lo maravilloso de estas sesiones es que no solo estamos compartiendo conocimientos, sino que también estamos cre...

Clave Terapéutica – Un Espacio de Orientación Real y Cercana

A veces, el malestar llega sin aviso. Otras veces, se instala lentamente hasta volverse cada vez más difícil de sobrellevar. En esos momentos, encontrar apoyo inmediato no siempre es fácil: la espera para una consulta profesional puede ser larga, la duda sobre si realmente necesitas ayuda puede frenarte, o simplemente, puede que no sepas por dónde empezar. Por eso, con 15 años de experiencia en la clínica psicológica , quiero ofrecerte Clave Terapéutica , un espacio de orientación escrita, sin costo, donde recibirás una respuesta personal y profesional de mi parte. Aquí no hay respuestas automáticas ni inteligencia artificial . Hay escucha real, con la intención de brindarte una clave que te ayude a comprender mejor tu situación y a encontrar un primer paso para avanzar. No es terapia, pero sí puede ser un punto de partida para aliviar la incertidumbre y orientarte en lo que necesites. Si estás pasando por un momento difícil y crees que unas palabras pueden marcar la diferencia, comple...

Los arquetipos animus, ánima

La polaridad universal entre el principio masculino y el femenino tiene lugar también dentro de cada hombre y cada mujer. Somos la unión de un óvulo y un espermatozoide, tenemos hormonas masculinas y femeninas, lo que significa que tenemos acceso a un amplio abanico de energías masculinas y femeninas. El animus y el ánima son arquetipos internos o representaciones inconscientes. Jung, psiquiatra visionario cuya obra mantiene hoy una extraordinaria vigencia, denominó animus a la parte masculina de la psique de la mujer, y ánima a las cualidades femeninas de la psique del hombre. La polaridad masculina implica movimiento, es la acción de engendrar, de penetrar, la capacidad de explorar el mundo y de ir en busca de lo que se quiere. Es la iniciativa, la lógica, la mente. La polaridad femenina es la capacidad de entrega y de receptividad, la ternura, fecundidad, contemplación e intuición. El cuerpo frente al espíritu. El trabajo de integración de ambas polaridades se denomina «matr...